Detectadas manchas de mildiu en Arenas de San Juan y Malagón

Por la Estación Regional de Avisos Agrícolas y Sanidad Vegetal del Centro ‘El Chaparrillo’, Ciudad Real

La Estación Regional de Avisos Agrícolas y Sanidad Vegetal del Centro ‘El Chaparrillo’ ha detectado la aparición, de forma aislada, de las primeras manchas de mildiu en viñedos de los términos municipales de Arenas de San Juan y Malagón (Ciudad Real), recogiéndolo en el Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones de la Consejería de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de fecha 27 de mayo.

En la publicación indican que en aquellos viñedos presencia de manchas de mildiu se debe realizar un tratamiento con fungicida antimildiu sistémico. Además, advierten que el periodo floración-cuajado es el más sensible al ataque de esta enfermedad, por este motivo si hay previsión de lluvias en este periodo, aunque no se hayan visto manchas, se aconseja realizar un tratamiento preventivo con anterioridad a las precipitaciones, que protegerá a la planta durante unos 12 días.

En los tratamientos recomiendan mojar bien todas las partes verdes de la cepa, empleando maquinaria adecuada, con la dosis que indique la etiqueta del producto utilizado.

Mildiu

El mildiu es una enfermedad criptogámica que ataca todos los órganos verdes de la vid: hojas, zarcillos, ramas jóvenes, racimos antes del cambio de color (envero).

En primavera, los filamentos del hongo micelio avanzan entre las células y producen las ‘manchas de aceite’. Son amarillentas, ligeramente translúcidas y se cubren a continuación, en el envés de la hoja, de un polvo blanquecino. En otoño, sobre hojas viejas, las manchas delimitadas por las nerviaciones, forman una especie de tapiz: es el ‘mosaico’.

Antes de la floración o durante la floración, los ataques se traducen por un corrimiento parcial o total de las flores acompañado por un pardeamiento progresivo del pedicelo y del pedúnculo del racimo joven. Sobre estos órganos aparecen unas eflorescencias blancuzcas. El final de la floración, en el momento en que los capuchones florales caen y dejan al descubierto el pequeño grano, es un estado particularmente vulnerable.

Si el ataque alcanza el pedúnculo del racimo joven, éste se deforma y toma un color verde oliva, mientras que las flores de la parte terminal se secan.

Después de la floración los granos acabados de formar pueden ser alcanzados por intermedio de sus pedicelos. Se recubren de una especie de polvo blanco que corresponde a las fructificaciones del hongo.

Antes del envero aparecen en los granos unas manchas pálidas que se vuelven pardas y se deprimen, mientras que el interior de los granos, invadidos a partir de sus pedicelos, toman un color pardo.

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