ENTREVISTA AGROCLM. Lola Merino, presidenta de AMFAR

Agroclm entrevista a Lola Merino, presidenta de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR), que habla sobre integración europea, relevo generacional en el campo, violencia de género en el medio rural, titularidad compartida de las explotaciones agropecuarias, despoblamiento o futuro de la mujer rural.

*AMFAR está desarrollando una campaña de difusión de la Unión Europea en el ámbito rural, ¿Cree que el grado de desconocimiento de las instituciones europeas sigue siendo alto?

En muchos casos sí. La repercusión que la Unión Europea ha tenido en la sociedad española llega con cierta dificultad, y en especial a nuestras zonas rurales. Revertir esta situación es uno de los principales retos que en AMFAR nos planteamos a través del II Plan de Difusión sobre la Unión Europea en el Ámbito Rural.

Nuestra intención es fortalecer el concepto de ciudadanía europea en nuestros pueblos y trabajar por conseguir un mayor acercamiento de los ciudadanos al proceso de integración europeo, favoreciendo su implicación y participación en él.

Desde AMFAR vamos a aprovechar todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance: redes sociales, web, medios de comunicación, charlas, jornadas, etc. para que la sociedad rural comprenda lo positivo que ha sido para España entrar a formar parte de la Unión Europea desde enero de 1986.

*¿Qué ha supuesto para las mujeres rurales la incorporación de España a la Unión Europea desde el 1 de enero de 1986?

La Unión Europea ha reportado grandes beneficios a las mujeres rurales.  Los avances conseguidos se deben especialmente a la continua legislación aprobada en el contexto europeo en materia de igualdad de trato y a la integración de la perspectiva de género en el conjunto de todas las políticas.

Uno de los resultados más significativos ha sido la incorporación de las mujeres españolas al mundo laboral, pasando, en las últimas tres décadas, de 22 a 42 mujeres ocupadas por cada 100 en edad de trabajar, lo que se traduce en una importante modernización de la sociedad española. Una sociedad que ha estado muy ligada a asignar el rol de lo reproductivo y lo doméstico a las mujeres, frente al productivo y profesional a los hombres.

Otros beneficios han llegado de la mano de la PAC, ya sea mediante las ayudas directas o a través de las medidas y políticas del desarrollo rural. La Política Agraria Común (PAC) ha sido el marco de regulación del sector agrario y rural, un sector clave en la economía europea, española y castellano-manchega. En este punto, tenemos la obligación de destacar la contribución más que significativa de las mujeres a la economía rural y a la producción agraria, ya que son las responsables de aproximadamente el 35% del total del trabajo en la agricultura, llevando a cabo el 53,8% del mismo a tiempo parcial y el 30,8% a tiempo completo.

España es el segundo país en superficie agrícola de la UE y el tercero en producción final agraria y en fondos que recibe de la PAC. Sólo en el marco presupuestario actual, 2014-2020, España dispondrá de 47.000 millones de euros de la PAC.

En concreto, en Castilla-La Mancha, más de 140.000 profesionales reciben fondos de la PAC (el 35,6% de ellos son mujeres) lo que nos da una idea de la importancia de estas ayudas para el mantenimiento del sector primario.

*¿Cree que se está apostando decididamente por el relevo generacional en el campo, en especial, por la incorporación de las mujeres?

El relevo generacional en la actividad agraria y frenar la despoblación son los dos grandes retos que debemos asumir en el ámbito rural. El relevo generacional constituye una pieza clave para mantener la actividad económica en nuestro medio rural y los resultados hasta la fecha no han sido los esperados y los datos así lo confirman, ya que entre el 2007 y el 2013 los jóvenes rurales disminuyeron en un preocupante 26%.

Por otra parte, la instalación de jóvenes incluye también a las mujeres, que siguen siendo minoría en todas las estadísticas laborales del sector agrario. A día de hoy, las titulares de explotación representan un escaso 30% y sólo el 0,3% de estas titulares de explotación tienen menos de 25 años de edad.

El campo español necesita relevo generacional. Necesita juventud, mujeres y jóvenes que aporten savia nueva a un sector que es estratégico en la generación de empleo y la fijación de la población en nuestras zonas rurales, de ahí que se requieran medidas que realmente consigan la incorporación de jóvenes y mujeres a la actividad agraria; así como dar un nuevo impulso a la Ley de Titularidad Compartida, ya que las mujeres representan la tercera parte de los trabajadores del campo.

*¿Cómo imagina y anhela la realidad de las mujeres agricultoras y ganaderas dentro de 25 años y cómo ha cambiado esta situación en los últimos 25 años?

En el transcurso de estos veinticinco años, AMFAR ha sido fiel testigo del verdadero avance en igualdad de las mujeres rurales españolas, sobre todo, en su incorporación al mundo laboral. Prueba de ello son las 370.000 mujeres autónomas que han decidido emprender y ponerse al frente de su negocio en nuestros municipios rurales, lo que ha supuesto su merecida independencia económica, la creación de empleo, y contar con un ámbito rural vivo, dinámico.

En este cuarto de siglo, la participación de las mujeres en el sector agrario ha tenido también una profunda transformación. Hace veinticinco años era impensable que una mujer estuviera al frente de su propia explotación o que condujera un tractor, algo que hoy en día se concibe como normal.

De hecho, el 30% del total de titulares de explotación agraria en España, son mujeres. Una cifra que debe seguir mejorando de cara al futuro para garantizar el mantenimiento de nuestro sector y el necesario relevo generacional entre los profesionales agrarios. Si el siglo XX fue el siglo de la revolución de las mujeres, el siglo XXI lo es de las mujeres rurales, que han dado un paso hacia adelante en la participación, en la toma de decisiones y en el emprendimiento. Ellas están liderando la reactivación y diversificación económica de las zonas rurales. Estoy convencida de que la revolución silenciosa de las mujeres rurales conseguirá la plena igualdad de oportunidades en los próximos años.

*¿Están realmente las instituciones y la sociedad implicadas en combatir el despoblamiento de las zonas rurales?

La situación en esta materia es tan preocupante que ha empezado a convertirse en un asunto de Estado. Y cabe destacar que las mujeres son vitales para el mantenimiento del medio rural.

Las mujeres son garantía de futuro y de vida en nuestros pueblos. España cuenta con más de 8.000 pueblos, de los que más de la mitad tiene menos de 1.000 habitantes. La población rural está envejecida y masculinizada, y por ello, la presencia de mujeres y jóvenes se hace fundamental para frenar la despoblación y la desaparición de numerosos municipios del territorio español.

*¿Por dónde pasa el futuro de la denominada Titularidad Compartida?

La Titularidad Compartida ha dado respuesta a una reivindicación histórica de las mujeres del sector agrario español y por tanto, de AMFAR.

Una Ley que es fruto de los más de veinte años de reivindicaciones de nuestra organización, a través de la recomendación de la Directiva europea  86/613/CEE del Consejo de 11 de diciembre de 1986, del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejerzan una actividad autónoma, incluidas las agrícolas.

La Unión Europea instó a los Estados miembros a promover medidas para la instauración de un estatuto profesional para las cónyuges en el sector agrícola que les permitiera disfrutar de derechos individuales, en particular del permiso de maternidad, cobertura social en caso de accidente laboral, acceso a la formación y derechos a pensión.

En España la transposición de esta directiva europea llegó a través de la Ley de Titularidad Compartida. Somos conscientes de que esta Ley merece una revisión urgente, ya que hemos detectado problemas esenciales que dificultan la incorporación de las mujeres. Por una parte, la falta de información, ya que son muy pocas las mujeres que conocen esta nueva legislación y las repercusiones económicas que tendrían para ellas, y por otra, la gran diversidad de normativa regional y la poca implicación de las Comunidades Autónomas han permitido que esta Ley quede en el fondo del cajón sin que beneficie a las mujeres del campo, que era su objetivo prioritario.

Con este panorama, AMFAR está valorando las dificultades a las que se enfrentan las mujeres para darse de alta en esta figura jurídica, encontrar soluciones y hacerlas llegar a las Comunidades Autónomas con el objetivo de conseguir que las mujeres puedan visibilizar y profesionalizar su trabajo en el campo y lograr la plena igualdad de derechos y oportunidades entre los profesionales del sector.

*España, en general, en los últimos años está sufriendo una oleada de violencia de género, ¿Cómo afecta a las mujeres del ámbito rural y cómo se puede contribuir a su erradicación?

Combatir la violencia de género y trabajar en la prevención de la misma es uno de los grandes retos de AMFAR. A fecha de hoy, en España tenemos las peores cifras de asesinatos de mujeres por violencia de género de los últimos diez años y lamentablemente, el 59% del total de las víctimas de este 2017, son mujeres rurales.

*¿Qué hace falta para ser mujer rural y vivir y trabajar en este ámbito?

El mundo rural ofrece todo un abanico de oportunidades para las mujeres. Ellas quieren quedarse a vivir en sus pueblos, pero necesitan de las infraestructuras necesarias para desarrollarse personal y profesionalmente.

Son las que llevan el peso fundamental en la familia, en el campo y en la vida municipal. Cuidan de los dependientes: niños, mayores, enfermos, discapacitados. Trabajan en el campo. Trabajan y trabajan, pero no tienen empleo ni jubilación.

Necesitan mayores y mejores infraestructuras y servicios sociales, que permitan la conciliación y la corresponsabilidad de la vida familiar, profesional y personal.

Por otra parte, la formación de las mujeres es vital para que puedan participar en igualdad de oportunidades en todas las esferas de la vida socioeconómica. Una formación que además debe ser la base del emprendimiento que han iniciado las mujeres.

La incorporación de las mujeres a la toma de decisiones. Las mujeres deben formar parte de los consejos rectores de las cooperativas, de las opas, deben estar en todos los ámbitos decisivos de la sociedad.

Además, las mujeres deben ser las verdaderas protagonistas de las políticas de desarrollo rural, porque son la garantía de futuro de nuestros municipios.

AMFAR trabaja en todos y cada uno de estos temas a través de programas con carácter nacional que ponemos en marcha con la colaboración de distintos ministerios. La formación es uno de los pilares básicos de AMFAR, ya que el conocimiento supone dar libertad, confianza y autoestima a la mujer.

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