El técnico de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) de Guadalajara, Vicente Marqueta, ha realizado su análisis periódico del mercado de los cereales, destacando su tendencia bajista para trigo, cebada y maíz
Marqueta señala que, a escasos meses de la nueva cosecha de cereal de invierno, las proyecciones de producción son buenas para los países exportadores a diferencia del año pasado (los pronósticos climáticos son favorables), al mismo tiempo, la demanda y las exportaciones se ralentizan y, como resultado, se registra un derrumbe de los precios a niveles de antes de la guerra. Con la excepción de la soja por la devastadora sequía de Argentina. El agricultor brasileño y argentino tampoco parecen estar dispuestos a vender y dar liquidez al mercado “así como así”.
Hay varios puntos claves para analizar el escenario económico. La subida de tipos de interés para frenar la inflación supone frenar la inversión y provocar una más que probable e indeseable recesión económica. La ganadería bien lo sabe, pues la disminución de la cabaña ganadera es un hecho y se rebajan los consumos de piensos y cereales.
El debilitamiento del euro obliga a poder comprar menos con el mismo dinero que antes y con la inflación, cada vez que compramos, más nos empobrecemos, al tener menos dinero más nos endeudamos y entramos en una espiral devastadora. España importa cereal y exporta carne, “a ver cómo nos sale el negocio”.
Por el lado comercial, Rusia controla el mercado de granos, pues es el mayor exportador de trigo para el mundo y sus precios son de derribo para poder competir y hace imposible cubrir gastos al cereal europeo.
Algo parecido ocurre con los fertilizantes y el petróleo, “sancionamos a Rusia, pero nos están asfixiando”.
Los mayores importadores del Norte de África dependen del juego ruso al igual que del cereal ucraniano dependemos los europeos, muy especialmente España.
La semana que viene se conocerá si finalmente se amplía el acuerdo para permitir la salida de grano desde los puertos ucranianos. “Lo que parece claro es que gratis no nos va a salir, o mejor dicho, no nos ha salido”.
Por otro lado, el comercio internacional parece querer desconectarse. China (mayor importador de soja) quiere ser cada vez menos dependiente de la soja y maíz americanos. Aumenta superficie de cultivo y aprueba variedades transgénicas más productivas al tiempo que reduce las raciones de soja al mínimo para el ganado. Con la cosecha histórica brasileña esperada y la debilidad de la exportaciones de EE.UU, la demanda parece probable que se debilite los próximos meses. China prefiere el maíz brasileño al de EE.UU.
Respecto al trigo, está muy sobrevendido y se empieza a ver como barato, pero sigue flojo a pesar de que los números del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) fueron neutros a ligeramente alcistas. El cereal cae a los menores precios de los últimos 18 meses.
Paralelamente, el trigo USA tiene enormes dificultades para competir con Rusia. La fortaleza de las exportaciones rusas ha sido un factor que ha presionado a la baja los precios mundiales del trigo, y continuaría creciendo en este primer semestre.
De hecho, este país y Ucrania siguen ofreciendo trigo a precios muy baratos. Tienen mucho trigo disponible aún para exportar a precios bajos.
Como dato neutralizador la cosecha de trigo de Ucrania 2022-23 se informó en 20,2 mmt. Su cosecha de trigo 2023-24 se estima en 16-18 mmt. Su cosecha 2021-22 fue de 33,0 mmt. Esto debería dar sostén a los precios.
Mercado nacional
Entre tanto, en España la operatividad comercial es escasa y parece que el mercado nacional de cereales está sobrecomprado a precios caros por temor al posible desabastecimiento desde el Mar Negro en un escenario de baja demanda y disminución de consumos.
El comprador se irá contrayendo mientras sigan bajando los precios para tomar sus últimas coberturas y al mismo tiempo el vendedor saldrá con más oferta del interior para dejar de perder pues ya difícilmente recuperará los precios del 2022. Esto no hará sino acelerar las bajadas. Esto es un hecho que se está produciendo y reflejando en las diferentes lonjas del país.
Con estas bajadas, por lo menos van a bajar los precios de los piensos y después de los alimentos, como el pan. Otro tema es que con los precios que hemos tenido que pagar los abonos pues las cuentas empiezan a no salir, pero no pasa nada, el agricultor lo aguanta todo.