El Comité de Gestión de Cítricos (CGC), la patronal nacional que aglutina los exportadores privados, lamenta el “olvido” de la Comisión Europea de este sector en sus negociaciones para ratificar el tratado con Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay).
Pese a la evidencia de que Brasil es la primera potencia transformadora de zumo, que sus jugos acaparan en torno al 70 % del consumo mundial y de que España es la primera exportadora en fresco, nunca se ha considerado este producto como “sensible”.
Recuerdan que no lo fue en junio de 2019, cuando se alcanzó un principio de acuerdo, tampoco en 2023 cuando la CE incorporó un paquete de regulaciones para evitar la deforestación en Sudamérica y cumplir los Acuerdos de París; o ahora cuando se proponen cuotas para productos como la carne de vacuno, pollo o azúcar, cláusulas de salvaguardia y un fondo de crisis.
Industria del zumo
Desde 2019, se mantiene la propuesta inicial que fija un plazo de 7 años para eliminar progresivamente los aranceles del zumo directo, que es el más estratégico para la industria española y hoy se sitúa en el 12,2% y de 10 años para el concentrado, ahora en el 15%.
Y para las importaciones en fresco, se eliminarán tales tasas -del 12,8%- en el plazo de una década desde su entrada en vigor.
“Mercosur impactará directamente sobre la industria del zumo español -que depende de esos aranceles para defender su producto- pero el efecto sobre sector en fresco se dará acto seguido porque las, entre 650.000 y 850.000 toneladas que cada año se retiran por desequilibrios entre oferta y demanda, por tratarse de calibres no comerciales o por sufrir defectos en la piel, fundamentalmente por fenómenos meteorológicos adversos, no tendrán un destino claro y los precios del fresco se resentirán”, advierte la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu.
“Nuestro mercado natural y más próximo sería el escenario de una competencia desigual entre dos citriculturas antagónicas: la brasileña, volcada en los jugos y la española y europea dedicada al fresco, con costes y exigencias fitosanitarias, medioambientales, de seguridad alimentaria, laborales y sociales que nada tienen que ver. España ya no puede, y sin los aranceles menos aún competir en precio con el zumo de Brasil”, sentencia Sanfeliu.
Falta de transparencia
El CGC lamenta, además, la “falta de transparencia” con la que la CE ha llevado todo el proceso y las urgencias de esta última fase. Para evitar el bloqueo de algunos Estado miembro liderados por Francia y como ya auguró el CGC en 2023, la CE ha acabado por imponer la aplicación provisional de su capítulo comercial, separándolo del componente político y de cooperación, para así ratificar el tratado sin el visto bueno de todos los Estados miembros.
“No conocemos de qué manera se activarán las salvaguardias ahora prometidas y si se tendrá en consideración las distorsiones que Mercosur provocará en el mercado del zumo y/o en al mercado en fresco”, advierte Sanfeliu, quien añade que -dados los antecedentes- “no parece que se sea consciente de la importancia estratégica que tiene la industria transformadora europea para la comercialización de nuestros cítricos”.
 

 
