El técnico de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) de Guadalajara, Vicente Marqueta, ha realizado su análisis periódico del mercado de los cereales, destacando la parálisis en los mercados.
Indica que hay que remontarse muchos años atrás para observar una situación como la de este año en España. Desde el inicio de cosecha los precios de los cereales están prácticamente estancados a excepción del maíz.
Resulta llamativo observar este escenario a pesar de haber tenido España la segunda mejor cosecha de su historia. Los almacenes están a rebosar y aún queda grano en la calle. Esta retención ha dado sostén a los precios. ¿Hasta cuándo? Se pregunta Marqueta.
El fabricante va comprando en corto lo que el originador le ofrece, lo estrictamente necesario para aliviar almacenamiento y, por otro lado, se apoya en los puertos para obtener el resto, al precio que esté.
Con semejante cosecha su expectativa era de bajada de precio pero no ha sido así. Pero al fabricante le trae sin cuidado el precio, pues su único interés es no comprar por encima de su competencia.
Y aunque el productor confíe en un repunte de los precios que le otorgue un mínimo de rentabilidad… los costes de producción son insoportables y no los pueden repercutir al precio de su grano.
Con todo, la probabilidad de subida de precio no es alta. En trigo observamos una bajada continuada en el mercado de futuros francés. Los fondos siguen aumentando sus posiciones cortas, es decir, venden contratos al precio de hoy en bajada porque esperan compran en el futuro a precios todavía inferiores. De ahí su ganancia… ¿Se saturará la posición bajista y veremos un rebote técnico?
En definitiva, escenario neutral-bajista a día de hoy apoyado por otros factores: dólar débil (abarata importaciones); stocks holgados por aumento de producción en los países exportadores; con logística fluyendo sin problema (no como antaño); con los importadores desaparecidos que marcan un ritmo de exportación por debajo de la media acumulando stocks.
Se pretende incentivar la compra bajando precio por la competencia entre los orígenes del mar Negro contra Francia. Estrategia sin éxito. Pero al agricultor no le salen los números, ni aquí en España ni en ningún lado.
La cebada a remolque con el trigo. La economía no está tampoco precisamente en crecimiento. Inflación irrespirable. Petróleo en descenso.
¿Qué tiene que pasar para ver un aumento en el precio?
Vemos que la retención no actúa como catalizador y además de seguir acumulándose en el momento que salga al mercado ya sabemos lo que harán los precios.
Por tanto, la subida podrá producirse en la expectativa o amenaza de una menor cosecha del año 2026 por bajada de superficie de siembra o rendimiento. Habrá que estar alerta con el clima también en los próximos meses.
Maíz
El maíz dará más respiro al fabricante con la llegada del producto brasileño, francés, ucranio y nacional, que empieza a cosecharse. Sin embargo, el maíz disponible está más caro y hay prima de inmediatez.
Desde luego, el panorama es sombrío para el productor que a su vez está cada día más asfixiado con la insoportable burocracia restrictiva y ambientalista de la Política Agraria Europea.
Por ello, no sería extraño la reacción del productor de retener y sembrar aquellos cultivos que le ofrezcan mayor rentabilidad que cultivar cereal de secano, barbechar o sembrar restringiendo aporte de fertilizantes. Ya se está viendo en Rusia o Ucrania, donde la superficie de cereal está dando paso a otros cultivos como girasol, colza y leguminosas.
Hagan números, vendan si hay un mínimo de rentabilidad, el riesgo de pérdida siempre está ahí frente al de mayor ganancia.
























