¿Qué es y cómo afecta la antracnosis o aceituna jabonosa al olivo?

Presente en plantaciones de todo el mundo

olivos

La antracnosis es una enfermedad, según explican desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), presente en los olivares de muchas partes del mundo, capaz de producir pérdidas económicas muy importantes, ya que merma la producción y, sobre todo, disminuye la calidad del aceite extraído de las aceitunas enfermas.

Hasta 1970 se consideraba que el micromiceto Collectotrichum gloesporioides (Penz) Sacc., cuya forma perfecta es Gloremella cingulata (Stoneman) Apaulding&von Schenrenk, era el único inductor de la antracnosis de las aceitunas o aceituna jabonosa.

Sin embargo, a partir de 1986, gracias al uso de técnicas moleculares, se constató la existencia de numerosas especies que actualmente se agrupan en dos complejos.

Los síntomas

La enfermedad se presenta en olivos con aceitunas, cuando estas se encuentran en estado de madurez. En la aceituna aparecen manchas circulares y deprimidas, con tonos parduzcos y que pueden llegar a ocupar la totalidad de la anchura de la aceituna.

A medida que avanza la infección, el tejido afectado va perdiendo consistencia y en su superficie aparecen numerosos flomérulos muy pequeños de color amarillento, correspondientes a la fructificación del hongo.

Desarrollo de la enfermedad

En otoño las aceitunas con lesiones contienen numerosos acérvulos donde se forman masas gelatinosas o agregaciones de conídias.

Cuando se producen lluvias, estas masas son desprendidas y dispersadas por las gotas de agua, llegando a frutos nuevos. Si estos se mantienen húmedos y la temperatura se mantiene en la horquilla entre 10 y 25ºC, las esporas germinan y penetran en los tejidos sanos.

Las infecciones se ven favorecidas por la existencia de heridas generadas por la acción de insectos fitófagos o cualquier otro tipo de daños. Si, tras la infección, las condiciones ambientales mantienen una humedad relativa superior al 90% y temperaturas suaves, la enfermedad puede manifestarse en el plazo de una semana.

Cuando la climatología resulta favorable, pueden producirse numerosos ciclos de infección, ocasionando daños considerables tanto en la producción como en la calidad de los frutos.

Las aceitunas enfermas pueden quedar momificadas en el árbol, constituyendo una fuente de esporas y, por lo tanto, un foco de transmisión de la enfermedad.

En primavera se producen infecciones en hojas, ramas, pedúnculos y flores, que permanecen latentes y sin síntomas visibles hasta el otoño, momento en que se reactivan y provocan nuevas infecciones. El fruto caído también actúa como fuente de inóculo.

Cómo actuar para su control

Medidas culturales: Los órganos infectados son las ramas y las aceitunas, por lo que en el momento de realizar la poda se deben eliminar aquellas ramas que presenten síntomas, así como las aceitunas momificadas que pudieran estar presentes en el árbol.

Es recomendable limpiar las hierbas bajo la copa, especialmente si la enfermedad se manifestó el año anterior. También conviene realizar una labor para enterrar las aceitunas caídas, ya que constituyen una fuente de inóculo. Una poda que favorezca la aireación del árbol y adelantar la recolección todo lo posible son medidas muy eficaces para reducir la incidencia de la enfermedad.

Tratamiento químico

Si se realiza la intervención con productos químicos, utilizar aquellos que estén autorizados para la enfermedad y el cultivo, así como incluidos en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura.

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