Agricultores y ganaderos podrán prever sequías y olas de calor

Nacen los servicios climáticos

campo cereal sequía

La comarca de Los Pedroches (Córdoba), castigada por más de una década de sequía y temperaturas récord, cuenta ya con nuevas herramientas climáticas para ayudar a agricultores, ganaderos y gestores forestales a anticiparse a los efectos del cambio climático.

Un equipo del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha desarrollado estos servicios en el marco del proyecto europeo I-CISK, con el objetivo de mejorar la toma de decisiones en un territorio muy dependiente de la ganadería de dehesa, el olivar y el uso del agua.

“Este trabajo ha resultado muy útil porque nos dota de herramientas climáticas para anticiparnos a la sequía y tomar decisiones más eficientes que protejan la rentabilidad de nuestros socios frente al cambio climático”, destaca José Manuel Muñoz Fernández, responsable de Innovación en Agricultura de COVAP.

Actores del territorio

Las herramientas se han diseñado junto a los propios actores del territorio, a través de procesos de co-creación. “Hemos diseñado las herramientas mano a mano con cooperativas agrícolas y ganaderas, y gestores forestales, para responder a necesidades muy concretas del territorio. Para ello hemos trabajado sobre el terreno mediante living labs”, explica Lluís Pesquer, investigador del CREAF y co-coordinador del caso de estudio en España.

Planificar la compra de forrajes

Los servicios permiten, por ejemplo, planificar la compra de forrajes, ajustar reforestaciones, elegir especies más resistentes al clima futuro o anticipar impactos del calor y la lluvia en el olivar, como episodios críticos para la floración o la producción de aceite.

Cinco servicios climáticos

A partir de datos meteorológicos, modelos climáticos y conocimiento local, el equipo ha creado mapas e indicadores climáticos hasta el año 2040. En total, se han desarrollado cinco servicios climáticos que permiten consultar lluvias, olas de calor o periodos de sequía por meses y variables concretas, así como mapas históricos entre 2000 y 2025.

“Para tomar decisiones, agricultores y ganaderos no solo necesitan predicciones futuras, también quieren entender el presente en relación con el pasado”, señala Lucia De Stefano, investigadora de la UCM.

Uno de los resultados más relevantes es una herramienta para prever la producción futura de aceituna, que identifica parcelas con riesgo de descenso de cosecha en los próximos años. “Este nivel de detalle no existe en ningún servicio público, y además no requiere conocimientos técnicos para su uso”, añade Pesquer.

En el proceso han participado entidades locales como OLIPE, COVAP, IFAPA, Adroches y el Parque Natural de Cardeña y Montoro, entre otras. Parte de este trabajo continúa ahora con el proyecto MONALISA, enfocado en la lucha contra la desertificación. “Seguimos colaborando con actores del territorio para dar continuidad a estas soluciones”, explica Ester Prat, investigadora del CREAF.

Un proyecto europeo

El proyecto I-CISK ha trabajado también en otras regiones de Europa y África especialmente vulnerables al cambio climático, y ha estado coordinado por el IHE Delft Institute for Water Education (Países Bajos), con la participación de instituciones científicas de 13 países.

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