Cuando hablamos de biodiversidad de enemigos naturales, hacemos referencia a la variedad de organismos (depredadores, parasitoides, patógenos y otros agentes biológicos) que regulan de forma natural las poblaciones de plagas.
Desde ASAJA Jaén indican que su conservación y mejora son esenciales para la Gestión Integrada de Plagas y para la sostenibilidad de los agroecosistemas (ecosistemas naturales modificados artificialmente por el ser humano), sobre los cuales se ha ejercido una gran transformación y presión de selección en relación con los organismos que originalmente los constituían, al favorecer el equilibrio biológico y reducir la necesidad del uso de productos fitosanitarios.
¿Qué son los enemigos naturales?
Se consideran enemigos naturales a todos aquellos organismos que se alimentan o se desarrollan a expensas de otros (sus presas u hospedadores), contribuyendo al mantenimiento de las poblaciones de plagas por debajo de niveles perjudiciales para el cultivo. Entre los principales grupos destacan:
-Depredadores: mariquitas, crisopas, sírfidos, ácaros fitoseídos, arañas, aves insectívoras, reptiles y pequeños mamíferos.
-Parasitoides: principalmente himenópteros cuyas larvas se desarrollan dentro o sobre insectos plaga.
-Patógenos: hongos, bacterias y virus que causan enfermedades específicas en las plagas.
-Herbívoros especializados: organismos que consumen determinadas malezas, contribuyendo a su control biológico.
Importancia de su biodiversidad
Con el fomento de una mayor biodiversidad en las explotaciones agrarias se pretende maximizar el servicio de regulación gratuito que brindan los ecosistemas en el control de los agentes causantes de plagas y enfermedades.
Control biológico natural: favorece la autorregulación de las poblaciones de plagas sin necesidad de una intervención química continua.
Estabilidad del agroecosistema: la presencia de diversos grupos funcionales aumenta la resiliencia del cultivo frente a fluctuaciones ambientales o explosiones poblacionales de plagas.
Base de la GIP: la conservación y el fomento de la fauna auxiliar constituyen un eje prioritario en las estrategias de manejo sostenible.
El papel clave de las cubiertas vegetales en cultivos leñosos
En cultivos leñosos como el olivar, el almendro, el viñedo o los cítricos, las cubiertas vegetales constituyen una de las herramientas más eficaces para potenciar la biodiversidad de enemigos naturales. Su implantación aporta múltiples beneficios:
Hábitat permanente
Las cubiertas ofrecen refugio y lugares de reproducción para depredadores como arañas, sírfidos, crisopas y carábidos, manteniendo poblaciones estables durante todo el año.
Provisión de alimento (polen, néctar, presas alternativas)
Las plantas espontáneas o sembradas promueven la presencia de insectos auxiliares al proporcionar recursos tróficos en momentos en que el cultivo leñoso no los ofrece.
Conectividad en el paisaje
Actúan como corredores ecológicos dentro de la parcela, facilitando el movimiento de enemigos naturales hacia el dosel del cultivo donde se encuentran las plagas.
Regulación micro climática y mejora del suelo
Un suelo vivo mantiene condiciones más favorables para la actividad de artrópodos benéficos, además de mejorar la infiltración de agua, estructura y contenido de materia orgánica.
Apoyo al control biológico por conservación
Las cubiertas reducen la presión de determinadas plagas gracias a que favorecen una mayor presencia de depredadores generalistas y parasitoides.
El manejo debe ser compatible con la fauna auxiliar, evitando desbroces totales en momentos críticos y manteniendo especies clave para su desarrollo.
Fomentar la biodiversidad de enemigos naturales
Es muy importante fomentar esta biodiversidad de enemigos naturales y para ello podemos actuar desde muchos y variados puntos. A continuación, se enumeran distintos enfoques de actuación:
-Diversificación del paisaje agrícola: Márgenes florales, islas de biodiversidad y setos con especies melíferas.
-Cubiertas vegetales: Espontáneas o sembradas, adaptadas a la zona del cultivo, a la disponibilidad hídrica y a las labores del cultivo.
-Uso responsable de fitosanitarios: Priorizar materias activas selectivas y aplicaciones estratégicas para minimizar el daño a la fauna auxiliar, aspecto fundamental en la GIP.
-Infraestructuras ecológicas: Favorecer refugios, zonas sin laboreo, muros, árboles aislados y elementos que favorezcan el hábitat de depredadores y parasitoides.


























