UPA apunta que la lenteja castellana necesita compromisos para su supervivencia

Un grupo de agricultores de Minaya se ha reunido con Ramón Sáez, delegado provincial de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Albacete, y con la UPA de Castilla-La Mancha para que la Consejería tome conciencia del problema que atraviesan los productores de lenteja castellana tanto en Albacete como en Cuenca

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La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha, consciente del momento que atraviesan los productores de lenteja castellana en algunas zonas de la provincia de Albacete y Cuenca, se ha reunido con el delegado provincial de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Albacete, Ramón Sáez; en un encuentro de trabajo donde se han expuesto una serie de problemáticas que tienen “contra las cuerdas” a decenas de agricultores, sin posibilidad siquiera de vender su producto; lo que condiciona su presente y su futuro.

Entre las principales reivindicaciones del grupo de agricultores de Minaya (Albacete) que se han reunido con el delegado provincial se encuentran el precio en origen y en destino; la imposibilidad de vender el producto nacional; el etiquetado en los lineales erróneos o que conllevan a confusión al consumidor sobre la procedencia del producto; el abuso en los contratos lenteja tipo Stone, Verdina y Pardina; la competencia desleal en el mercado con la importación lenteja estadounidense y Canadá o el desigual rasero con algunos países frente al uso de productos fitosanitarios utilizados en estos países como el glifosato.

A la reunión ha asistido el secretario general de UPA Castilla-La Mancha, Julián Morcillo, y Aurelio Cuenca, técnico de UPA Albacete, acompañando a Juan José Martínez, Olegario Romero y Francisco José Fernández, agricultores de la localidad albaceteña de Minaya. En esta reunión se ha hablado de los precios, especialmente las dos últimas campañas de producción y comercialización de la lenteja castellana que, casualmente, coinciden en el tiempo con los acuerdos comerciales de Europa con Estados Unidos y Canadá, en los cuales se ha pasado de vender anualmente lenteja castellana con un precio de origen de aproximadamente 0,65 €/kg, a la imposibilidad de vender la lenteja, estando las provincias de Albacete y Cuenca con los almacenes repletos de genero sin posibilidad de venta.

Desde UPA se ha propuesto que se amplíe las ayudas agroambientales este tipo de legumbres de consumo humano, como la lenteja castellana, para al menos compensar las pérdidas que condicionan el futuro de muchas producciones en estas comarcas.

En este sentido, otro de los inconvenientes que denuncian estos agricultores es el etiquetado de productos, una demanda de la UPA de manera histórica. Existe un problema que perjudica de manera directa a los consumidores puesto que con el etiquetado y la identificación del género que se usa de manera mayoritaria en los supermercados se recurre al uso del término “lenteja tipo castellana” para vender lentejas de otros tipos que no son propiamente de origen español; con lo cual se incurre en un encubrimiento que perjudica a los intereses de los consumidores porque no compran lo que realmente quieren comprar.

Con la pérdida mencionada de mercado, algunos agricultores han optado por alcanzar acuerdos de otro tipo de variedades como Pardina, Stone y Verdina con contrato por parte de los almacenistas en los cuales se ha pasado de un precio de contrato en origen de 0,66€/kg de campañas pasadas a 0,38-0,42€/kg, lentejas que en sus variedades son muy apreciadas por el mercado sin problemas de venta en los cuales los precios en destino también han subido respecto a campañas pasadas, pero en origen al agricultor se están pagando prácticamente a la mitad de precio que en pasadas campañas.

Asimismo, según la organización agraria, los almacenistas alegan que no existe mercado para la lenteja castellana nacional debido a la importación desmesurada de género procedentes de Estados Unidos y Canadá; mientras que se da la circunstancia de que en los supermercados se vende caro este producto mientras el precio no repercute en los agricultores, donde lo poco que se vende, se hace muy por debajo de los costes de producción.

Esta competencia desleal se ha denunciado al delegado provincial de Agricultura puesto que en países como Canadá, donde desconocían el cultivo de la lenteja, se han convertido en uno de los principales exportadores de legumbre mundial. En estos países, el gobierno se comprometió a exportar el 85% de la producción de legumbres, 86% este año (sin consumo interno apenas), cuyo principal mercado es Asia, sobre todo la India, país que ha prohibido la importación de lenteja canadiense por los residuos de glifosato, y que aplica un arancel del 30% lenteja canadiense y del 50% a la lenteja estadounidense.

“El problema aquí no es que cultiven lo que necesitamos, sino que lo están haciendo con unas normativas que en Europa no nos permiten. Creo que hay una dejadez de las autoridades comunitarias a la hora de ser vigilantes con estos residuos. Que sirva el ejemplo de India, hace un par de años tomó serias medidas contra este problema de fitosanitarios en la importación de lentejas procedentes del mercado americano”, han remarcado estos agricultores.

Finalmente, se ha expuesto la situación de verdadera competencia desleal, donde se exige a agricultores españoles producir de una manera “pulcra” en cuanto a la utilización de productos fitosanitarios en sus cultivos, limitando de esta manera las producciones;  pero luego toda esta normativa europea no se exige a terceros países que recurren a modificaciones genéticas y al uso de productos fitosanitarios prohibidos a agricultores españoles tales como productos usados de manera específica para el secado de la lenteja.

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