El técnico de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) de Guadalajara, Vicente Marqueta, ha realizado su análisis periódico del mercado de los cereales, destacando la tendencia al alza para trigo, cebada y girasol y estabilidad para maíz y colza.
Marqueta señala que el mercado de materias primas agrícolas juega un papel decisivo en la guerra comercial y económica entre las grandes potencias exportadoras e importadoras, ya que alimentar al mundo globalizado supone equilibrar múltiples factores que están absolutamente descontrolados.
El factor clima, no es controlable per se, y en los últimos años da un batacazo tras otro. Cuánto, cuándo y dónde llueve o hiela es importante conocerlo pues de ello depende la oferta de granos presente y futura.
El factor político actúa amenazado y no en base a alianzas de cooperación y progreso.
El factor financiero, se encuentra atenazado por el miedo ante la próxima recesión.
El factor productivo está desinflado por la inflación y la subida de tipos de interés para desacelerarlo todo. Cuanto más produces, más pierdes.
El factor logístico se presenta descompuesto e ineficaz por los precios de la energía y el petróleo más la ruptura de las cadenas de suministro que comenzaron con el Covid.
El factor económico, basado en la oferta y la demanda, proporciona saldos desequilibrados y muy cambiantes que provocan que la volatilidad campe a sus anchas.
El factor energético cuantifica qué porcentaje de las cosechas son destinadas a biocombustibles y cuáles a alimentación e industria.
El factor divisa le dice a un país cómo de caro o barato podrá comprar aquello que no tiene y necesita o vender aquello que otros demandan, y siempre referenciado al dólar.
Creo que no desconocemos el estado actual del euro y la debilidad de su economía con Alemania a la cabeza.
Equilibrar y jugar compensando y analizando estos factores es más fácil en aguas tranquilas que en aguas turbulentas.
En España debemos tirar con la muy deficiente cosecha nacional de este año de acuerdo a nuestros consumos hasta cosecha nueva.
Dependemos fuertemente del llamado corredor humanitario del Mar Negro, como se cierre el grifo la que se nos viene encima es minina.
Por suerte, hemos podido importar grandes cantidades de maíz ucraniano cuyo problema ahora es transportarlo en tiempo y forma desde los puertos a las fábricas.
De Francia no esperemos grandes cosas este año.
Lo mismo se puede decir de la cebada y el trigo. Respecto al girasol, tras una cosecha desastrosa de acuerdo a las expectativas de que mayor superficie autorizada para el cultivo repercutiría en más producción y menos dependencia de Ucrania habrá dejado a más de uno con cara de circunstancias.
Mientras se hable más de guerra que de paz lo más prudente es entrar en periodo de hibernación: estado de letargo en el que algunos animales se sumergen durante los meses de invierno. Y en estos tiempos con pastillas de yodo en la osera.
