Mariquitas contra pulgones: Los insectos aliados de los agricultores

La lucha biológica que se libra en el campo

campo

Mariquitas que devoran hasta 600 pulgones, avispas que parasitan huevos o las larvas de potenciales plagas, como la «tronchaespiga», son ejemplos de la lucha biológica que se libra en el campo y que supone todo un aliado casi invisible para los agricultores.

Dar a conocer esta realidad y su potencial aprovechamiento para la prevención de plagas es uno de los pilares de la jornada que se desarrolla este jueves en Villalar de los Comuneros (Valladolid), donde la entidad conservacionista Grefa trata de abrir paso a esta visión acerca de estos diminutos animales a ojos de los agricultores.

Esta asociación desarrolla un proyecto experimental que trata de demostrar que la recuperación de linderas con vegetación -árboles, arbustos y otras plantas leñosas- puede ser un recurso para el control natural de plagas de insectos y de otros animales e incluso frente a la sobreabundancia de topillos, tan temida en los campos de Castilla y León en la última década.

Precisamente los trabajos de Grefa en esta zona surgieron a raíz de la «plaga terrible» de topillos de 2009, como alternativa natural al uso de rodenticidas que se generalizó y causó problemas ambientales.

Esta asociación ha instalado en los campos de la comunidad autónoma hasta 3.000 cajas para que aniden cernícalos y lechuzas, con un resultado que va convenciendo a los agricultores de su eficacia, según ha explicado a EFE el representante de esta entidad Fernando Blanca.

Proyecto experimental

Pero desde hace un año, Grefa trabaja en una parcela experimental en la que comienzan a verse frutos: han pasado de una biodiversidad «muy pequeña» que se encontraron los investigadores en los primeros análisis a contabilizar hasta ocho especies de abejas distintas en un espacio de terreno pequeño.

De hecho, Fernando Blanca ha destacado que pese a que en el imaginario colectivo hablamos de las abejas como una única especie, en realidad España atesora una variedad de hasta un millar de especies silvestres de este insecto, clave en la polinización y el cultivo de muchas variedades agrarias.

Algo parecido ocurre con las mariquitas, que en su fase de crecimiento tras nacer desarrollan una acentuada voracidad que la convierten en uno de esos ‘amigos de los agricultores’ a la hora de prevenir plagas de pulgón, ácaros y cochinillas, entre otras especies perjudiciales para la producción agrícola.

La idea de Grefa es que este concepto de prevención vaya calando entre los agricultores que aún desarrollan su actividad en convencional «abran los ojos» y destierren una práctica como la del uso preventivo de plaguicidas «por calendario» contra unos insectos que ni si quiera saben si tienen presentes en sus cultivos.

Evitar esos plaguicidas puede ser clave para no acabar, como daño colateral, con varias de las especies que en realidad son aliadas de la agricultura, especialmente a los polinizadores, recuerda el representante de esta entidad conservacionista.

Convertir los linderos en un hábitat estable para insectos ‘agricultores’, pero también para depredadores naturales de otras plagas, sean de insectos o de los propios topillos, es la línea principal de la investigación desarrollada por Grefa, que aún considera prematuro extraer conclusiones. Óscar R. Ventana. EFEAGRO

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