La incertidumbre se ceba con el vacuno: ¿La enfermedad hemorrágica epizoótica predispone a más abortos?

terneros

Juan Javier Ríos (EFEAGRO). Un año después de que la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) hiciese su aparición en el ganado vacuno español la incertidumbre se ha instalado entre ganaderos y veterinarios que investigan ahora si una vaca que pasa la enfermedad tiene mayor posibilidad de abortar o un toro de quedar infértil.

Es la pregunta que se hacen en las zonas afectadas que han pasado ya el pico de incidencia de esta patología, como es el caso de la comarca de Zafra-Río Bodión, donde desarrolla su actividad la veterinaria Olga Guillén, al frente de la Agrupación de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG) de Calzadilla de los Barros.

Tras estar en primera línea de lucha contra esta epidemia que llegó por el sur peninsular y se ha extendido hasta dar el salto a Francia, Guillén cuenta a Efeagro cómo se están percatando del incremento de abortos en fincas donde la incidencia era escasa.

Deja claro que, por el momento, no hay una confirmación científica de la relación causa-efecto entre pasar la EHE y abortar.

Han notado, eso sí, una mayor incidencia de abortos que no se deben a otras patologías frecuentes, como la clamidia o la salmonella, porque las reses han dado negativo en las pruebas a estas dos enfermedades.

Además, Guillén ha testado que algunos de sus ganaderos han confirmado los abortos en vacas que, previamente, habían pasado la EHE y «suponemos que» el animal tuvo el contacto con el virus «en el último tercio de la gestación».

«Tenemos ahora abortos en ganaderías de toda la vida que no han tenido problemas reproductivos nunca», añade.

Carga de trabajo

La irrupción de esta nueva patología descolocó a los ganaderos que, desconocedores de la enfermedad, llamaban a su veterinario de explotación para pedirle un tratamiento efectivo cuando «nosotros no habíamos visto esta enfermedad ni en la carrera» universitaria.

Por lo tanto, «nos enfrentamos a ella con la bibliografía y folletos informativos», señala esta veterinaria.

En el pico de la enfermedad, los veterinarios de esta zona de Extremadura recibían varias llamadas al día de diferentes ganaderos y un mismo ganadero solía contactar con su veterinario varias veces a la semana.

Una carga de trabajo para atender a unos animales a los que sólo se les podía aplicar tratamiento para aliviar los síntomas, es decir, antiinflamatorios, antipiréticos y antibióticos para evitar infecciones secundarias.

A pesar de que no causa una elevada mortalidad en el bovino, los animales con síntomas tienden a «venirse abajo» físicamente.

En este caso, pudieron dar salida a la demanda de trabajo porque en esta comarca sí cuentan con una suficiente plantilla de veterinarios de campo gracias a las ADSG que hay hasta «en los pueblos pequeños» aunque una parte del gremio se ha quejado de falta de profesionales en otras zonas del país.

En primera persona

Miguel Porras es ganadero de vacuno y de porcino en el término de Badajoz y ha tenido, como tantos otros, casos de EHE en su explotación.

En su finca han muerto tres vacas y un toro relacionados con la EHE y han abortado varias reses recientemente, cuando «no tenía abortos nunca», subraya.

En su caso, «casi todos los toros» mostraron cojeras (uno de los síntomas compatibles con la EHE) y ahora teme que algunos de ellos puedan quedar infértiles porque es algo que le han comentado algunos veterinarios.

No obstante, ve difícil hacer un test de fertilidad a los 10 toros porque le costaría «1.000 euros», un gasto que se le sumaría a la «situación de pérdida que ya tenemos» por los costes de producción.

Mientras tanto, ha notificado a su veterinaria ese número de muertes y animales enfermos para que quede constancia en el caso de que se abran ayudas al sector.

Colegios veterinarios

Desde la Organización Colegial Veterinaria (OCV), su presidente, Luis Alberto Calvo, ha señalado que, al tratarse de enfermedad infecciosa de origen vírico que se transmite por un vector, el mosquito «Culicoides», seguirá habiendo nuevos casos mientras no haya un descenso «notable» de las temperaturas que disminuya la actividad del insecto.

Este hecho contribuiría a mitigar la situación en los meses de invierno pero, «con toda probabilidad», la EHE volvería a afectar a la cabaña en cuanto llegue la primavera.

Calvo ha destacado el esfuerzo «ímprobo» que están haciendo los veterinarios clínicos a pie de campo, en las explotaciones, «tratando de salvar la vida de muchos ejemplares de vacuno, en unas condiciones muy adversas, con pocos medios y a menudo con precarias medidas de seguridad».

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