El aguacate, esa fruta tropical considerada como exótica hace sólo dos décadas, se ha consolidado como alternativa a los cultivos tradicionales mediterráneos.
Penetró en el mercado como fruta de importación y, al calor de sus bondades como ‘super alimento’ y de su perfecta adaptación a zonas como la Axarquía malagueña, se ha expandido a otras provincias andaluzas, pero también ha emergido como rentable alternativa en la Comunidad Valenciana hasta superar las 22.000 hectáreas en todo el país.
Consumo en España
En la última década, el consumo en España se ha disparado: de 0,93 Kg per cápita, 38.000 toneladas, por valor de 91 millones de euros en 2013, a 1,95 kg, más de 90.000 toneladas y un negocio de 383 millones en 2023.
Si en el mercado doméstico las cifras se han triplicado en diez años, en Europa la evolución no ha sido distinta: de unos pocos cientos de gramos se ha superado los 2 kilos por persona y año de aguacates y el estancamiento -viendo la referencia de otras potencias, como EEUU (5kg) y México (10 kg)- no parece vislumbrarse.
Otras frutas tropicales
“Con el mango o la chirimoya vivimos ya un proceso -a un nivel menor que el aguacate- similar, pero además existen otro grupo de cultivos tropicales que están penetrando con fuerza como importaciones de exóticas: papaya, pitaya, maracuyá, guayaba o litchi, señala Carlos Baixauli, director del Centro de Experiencias de Cajamar.
Este será el objeto de análisis de la ‘Jornada sobre frutas tropicales y exóticas: digitalización y sostenibilidad para un sector en expansión’ que se celebrará el próximo 3 de junio en el Centro de Experiencias Cajamar de Paiporta (Valencia).