La aplicación de tratamientos fitosanitarios durante las estaciones frías (otoño e invierno) requiere una planificación cuidadosa, ya que las condiciones ambientales propias de esta época influyen directamente en la eficacia, seguridad y oportunidad de las intervenciones, recuerda la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF).
Gestión Integrada de Plagas (GIP)
A continuación, se detallan los principales factores a tener en cuenta para una correcta aplicación, en línea con las directrices de la Gestión Integrada de Plagas (GIP):
Temperatura ambiental: factor determinante
La temperatura afecta tanto al metabolismo de las plagas como al comportamiento de los productos fitosanitarios:
-Eficacia y seguridad del tratamiento: Las bajas temperaturas pueden ralentizar o impedir la absorción del producto, especialmente en productos sistémicos. Por otro lado, en días soleados, el tratamiento debe aplicarse en las horas más frescas para evitar la formación de vapores que puedan causar fitotoxicidad o daños a los aplicadores.
-Riesgos no parasitarios: Las heladas, el granizo o bajas temperaturas extremas pueden provocar heridas en las plantas que faciliten la entrada de bacterias. Aunque estos fenómenos no sean evitables, deben considerarse al planificar las intervenciones.
Estado del suelo y humedad
Las condiciones edáficas cobran especial importancia en tratamientos de invierno:
-Evitar tratamientos en suelos saturados o con nieve, ya que se reduce la eficacia del producto y aumenta el riesgo de escorrentía o compactación.
-Productos radiculares: En el caso de productos aplicados al suelo, la humedad debe ser suficiente para permitir la absorción radicular, sin llegar al encharcamiento.
-Textura y materia orgánica: En suelos ligeros se aconsejan dosis más bajas, y en suelos arcillosos o ricos en materia orgánica, pueden requerirse ajustes debido a su mayor capacidad de retención o degradación del producto.
Viento y riesgo de deriva
El viento es uno de los factores más limitantes para una aplicación eficaz y segura:
-Límites operativos: Se recomienda aplicar con velocidades de viento entre 1 y 2 m/s (hasta 7 km/h), y suspender el tratamiento si se superan los 3 m/s (11 km/h).
-Técnicas para minimizar la deriva: En condiciones de viento leve, puede aumentarse el tamaño de la gota, usar boquillas antideriva o aplicar a favor del viento cuando el operario trabaja a pie.
Lluvia y persistencia
La presencia de precipitaciones afecta directamente la oportunidad del tratamiento:
-Absorción del producto: Algunos fitosanitarios requieren un periodo sin lluvia tras la aplicación para ser absorbidos. En cambio, ciertos herbicidas residuales se benefician de lluvias ligeras que los incorporen al suelo.
Recomendación final
Durante el otoño e invierno, aplicar tratamientos fitosanitarios exige ajustar las estrategias a las condiciones meteorológicas reales y previstas, respetando siempre las indicaciones del fabricante.
Estas consideraciones no solo optimizan la eficacia, sino que también reducen riesgos para el cultivo, el aplicador y el medio ambiente. La vigilancia constante y el asesoramiento técnico son pilares fundamentales en este periodo.



























