El Consejo Oleícola Internacional (COI) ha celebrado su primer seminario web sobre oleoturismo reuniendo a más de 100 participantes de todo el sector oleícola.
El director ejecutivo destacó la coherencia del oleoturismo con la misión del COI de promover la calidad, la investigación científica y la transparencia, a la vez que se mejora la imagen global del aceite de oliva y las aceitunas de mesa.
La ponencia principal estuvo a cargo de Sandra Carvão, directora de ONU Turismo, quien destacó el auge del turismo rural y el creciente interés por experiencias gastronómicas auténticas.
Una oportunidad para la revitalización económica, cultural y rural
El seminario enfatizó que el oleoturismo es más que una tendencia de nicho; es una oportunidad estratégica para impulsar el desarrollo rural, promover la identidad local y estimular la diversificación económica.
Los ponentes explicaron cómo experiencias como las visitas a almazaras, la participación en la cosecha, las catas y los talleres de análisis sensorial pueden crear profundas conexiones emocionales y educativas con los visitantes.
Estos encuentros inmersivos no solo promueven el aceite de oliva virgen extra, sino que también generan embajadores de la calidad, la sostenibilidad y la cultura.
El oleoturismo también se enmarcó como una forma de generar confianza y transparencia en la cadena de valor del aceite de oliva, educar a los consumidores sobre los procesos de producción y mejorar la visibilidad de los paisajes tradicionales y las comunidades agrícolas.
En particular, se elogió ampliamente su contribución a la protección del patrimonio, la promoción del turismo regenerativo y la conexión de la agricultura con el turismo y la hostelería. Además, la integración de herramientas digitales, desde aplicaciones móviles hasta experiencias virtuales, se consideró crucial para ampliar el alcance y mejorar el acceso de los visitantes.
Retos clave a abordar
A pesar de su potencial, los ponentes identificaron varias barreras clave que deben abordarse para que el oleoturismo alcance su madurez:
-Infraestructuras limitadas en muchas zonas rurales, lo que afecta el acceso y la comodidad de los visitantes.
-Estacionalidad del turismo y de los ciclos de producción de aceite de oliva, lo que requiere una programación creativa para garantizar la actividad durante todo el año.
-Gobernanza fragmentada, con falta de estrategias nacionales u organismos de coordinación para armonizar esfuerzos y apoyar a los operadores.
-Falta de promoción y visibilidad, tanto a nivel nacional como internacional, especialmente entre los operadores turísticos que no están familiarizados con el sector oleícola.
-Formación profesional insuficiente, en particular en análisis sensorial, participación del visitante y diseño de experiencias.
-Riesgos para la autenticidad, especialmente si el oleoturismo se expande sin las garantías culturales adecuadas.
Los ponentes destacaron la necesidad de apoyo político, inversión específica, digitalización y educación, así como una mayor colaboración entre productores, profesionales del turismo y autoridades públicas.
























