¿Por qué se venden muchos menos tractores nuevos ahora que hace 10 años?

Entre 2004 y 2007 se vendía una media de 1.462 tractores nuevos mensuales, mientras que la media entre los años 2015 y 2018 ha sido de 926

¿Por qué se venden muchos menos tractores nuevos ahora que hace 10 años? Esa es la pregunta que plantea Unión de Uniones, desde el análisis que hace la organización de los datos del Ministerio de Agricultura sobre inscripción de maquinaria agrícola, cuya última información corresponde al pasado mes de julio. En termino de medias mensuales, hace una década el número de inscripciones de tractores nuevos era un 57,8 % superior al actual.

Efectivamente, entre 2004 y 2007 se vendía una media de 1.462 tractores nuevos mensuales, mientras que la media entre los años 2015 y 2018 ha sido de 926.

A partir del año 2009, la inscripción de tractores agrícolas nuevos pasó de cifras anuales que superaban ampliamente los 16.000 anuales o incluso a llegar cerca de los 20.000 en 2004; hasta caer progresivamente y moverse en cifras de alrededor de 12.000 en el período más reciente, tras haberse recuperado algo de peores años precedentes, con un mínimo por debajo de los 8.700 en 2012.

No ha seguido una evolución similar la maquinaria automotriz (cosechadoras, tractocarros, equipos de carga…) que, por el contrario, y aunque también presente mínimos de inscripción en 2009, 2010 y 2012 en cifras de 1.000 unidades; en estos últimos años han subido hasta situarse en un número de inscripciones similares o casi a las de hace 10 años, aunque sin llegar a las cerca de 1.500 máquinas de 2004.

Por su parte, en los remolques la caída sí que ha sido espectacular y lejos de haber experimentado una recuperación de las inscripciones en estos pasados años (como pasaba con los tractores), la tendencia a menos se ha mantenido. De hecho, la media mensual de remolques inscritos entre 2004 y 2008 era de 663, mientras que entre 2015 y 2018 ha sido de 415; es decir, que hace 10 años se inscribían un 59,8 % más.

Castilla-La Mancha

Castilla-La Mancha ha copado desde 2006 hasta 2017 el 11,5% de las inscripciones de tractores, el 11,1% de las de maquinaria automotriz y el 14,2 % de los remolques, cifras que se quedan por debajo del porcentaje de Superficie Agraria Útil de la región en el conjunto de Estado, que es del 17,3%.

La tendencia de las inscripciones en la Comunidad Autónoma se alinea bastante con la evolución nacional; ya que también se inscribían hace 10-12 años, con medias mensuales del orden de 170, bastantes más tractores que en estos últimos años, cuando se aproxima mucho más a las 100 inscripciones al mes.

Igualmente ha caído la inscripción de remolques desde el entorno de los 90 remolques al mes entre los años 2006 y 2008, hasta una media mensual de 65 entre 2015 y 2017, también tras una ligera recuperación tras el período de menores inscripciones de los años 2009 a 2012.

En lo que respecta a las maquinarias automotrices, la tendencia es mucho más estable, en el entorno de las 10 mensuales, acusando igualmente cifras algo peores a partir de 2009 y hasta 2012.

Al margen de que la crisis económica general, presente en toda su crudeza a partir del 2008 con restricción del crédito incluida, explicaría el declive en las inscripciones desde entonces hasta los años 2013 y 2014, a partir de los cuales empieza a notarse una cierta meen adelante, cuando empieza a notarse una cierta mejoría; las razones para que en la actualidad las inscripciones, que pueden interpretarse como ventas, de maquinaria (sobre todo tractores y remolques) estén muy por debajo de las que había hace 10 años son múltiples.

Perspectivas económicas comprometidas

Evidentemente las motivaciones económicas son las primeras; ya sean de carácter general o sectorial. Una cosa es lo que el Gobierno (el que toque) interpreta sobre la situación del sector a partir de las macromagnitudes para justificar las bondades de su gestión; y otra distinta es la situación real de agricultores y ganaderos, que en las últimas campañas hemos vivido crisis constantes de precios en varios sectores e incrementos generalizados de costes productivos, incluidos los de carácter técnico derivados de que se han de cumplir cada vez mayores exigencias de bienestar animal, condicionalidad ambiental, trazabilidad, seguridad en el trabajo, etc…

La producción que ocupa prácticamente la mitad de las tierras de cultivo, los cereales, es víctima de la globalización de los mercados y se mantienen en precios deprimidos desde hace años. Y otros sectores, como el viñedo, las frutas y hortalizas y la práctica totalidad de los sectores ganaderos, han sufrido vaivenes económicos acusados. Con la inestabilidad de los mercados y la volatilidad de los precios, la capacidad de inversión se resiente y, sobre todo, la de los agricultores profesionales, que somos los de mayor vocación hacia la mejora de nuestras explotaciones, pero cuyos ingresos dependen fundamentalmente del rendimiento de nuestras hectáreas y ven clara la amortización de maquinaria nueva.

Por eso quizás se explique el aumento del movimiento de tractores de segunda mano, que ha pasado de 25.570 unidades en 2013, a 28.835 en 2017, doblando y más al de tractores nuevos.

Menos profesionales en el sector y más mayores

A todo lo anterior se une que entre 2008 y 2018 se ha reducido en un 25% el número de agricultores por cuenta propia (de 400.000 a 300.000) y que, también, esa “desprofesionalización” del sector ha propiciado la aparición de empresas de servicios que labran o recolectan explotaciones de varios titulares cuya dedicación a la agricultura es poco significativa en el conjunto de su actividad económica.

Las cuestiones estructurales también influyen. Hace unos días poníamos de manifiesto en estas mismas páginas como el nivel de población agraria que más crece en proporción es, precisamente, el de edad más avanzada, que es el que tiene mayores frenos personales para las iniciativas de inversión.

Mejores equipos y explotaciones más grandes

Igualmente se pueden identificar razones de carácter técnico. La media de superficie por explotación va creciendo (de 22 hectáreas de SAU por explotación a 25 entre 2003 y 2016) lo que implica que hay menos explotaciones mejor dimensionadas; lo que permite racionalizar el caballaje necesario, con equipos más eficaces capaces de atender mayores superficies.

De la misma manera, el descenso en los remolques puede deberse a las mejoras técnicas que permiten volúmenes de transporte mucho mayores, con mayor seguridad.

El RENOVE como estímulo

En lo que respecta al estímulo que pueden haber supuesto medidas extraordinarias, como el PIMA Tierra (más conocido como RENOVE agrícola), sí parece que ha tenido una cierta influencia cuando se ha aplicado (en un mercado de tractores en el que los movimientos de segunda mano son, como hemos visto, muy importantes. Dos convocatorias se han sucedido en los años 2014 y 2017. En el primero de ellos veníamos de unas cifras de inscripción de tractores en los dos años precedentes de 8.655 y 8.859 en 2012 y 2013, y en 2014 se llegaron a las 9.999 inscripciones. Y en 2017, también se notó un salto que aumentó las inscripciones hasta las 12.455, la mayor cifra desde 2008.

El plan RENOVE 2018 no cuenta, porque está limitado a la adaptación de equipos de reparto de purines. Quizás sea por eso que, en las inscripciones hasta el mes de julio, hemos vuelto a caer en el acumulado anual un 7 % respecto de las que se habían hecho entre enero y julio de 2017.

De todas formas, más allá de las ayudas, los agricultores profesionales necesitan estabilidad y perspectivas claras para nuestro trabajo. Cambiar las reglas del juego cada pocos años provoca una incertidumbre que no es buena. Y si, además, esas nuevas reglas, como ha pasado en las últimas Reformas de la PAC nos dejan a un lado a los que vivimos de verdad de esto y tenemos vocación de invertir y permanecer el sector agrario y en los pueblos, es aún peor. Por este motivo Unión de Uniones viene defendiendo una nueva revisión de la Ley de la Cadena Alimentaria que corrija sus desequilibrios y una Reforma de la PAC que concentre las ayudas en los profesionales y que recupere las medidas de estabilización de los mercados. En eso estamos.

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