Ven con esperanza la nueva PAC para los ganaderos de extensivo

Desde la Fundación Savia, tras años de que la Política Agraria Común haya castigado a pequeños y medianos ganaderos

La Fundación Savia viene denunciando desde hace tiempo “la tergiversación interesada que se está haciendo del lenguaje ganadero, con el fin de enmascarar el perjuicio que en España se le está provocando a la ganadería extensiva. Un perjuicio que ya ha causado innumerables víctimas por la aplicación injusta que se está haciendo con la PAC (2014-2020)”, recalcan además que “la respuesta a sus problemas tiene que venir por el incremento de Ayuda Básica, hasta igualarla a la de los agricultores. A igualdad de función básica, igualdad de ayuda”.

Lamentan que pequeños y medianos ganaderos sufren la pérdida de valor del 43% de sus terrenos, que han llegado a afectar en España a varios millones de hectáreas dedicadas al pastoreo, debido a que han quedado fuera de la Política Agraria Común al no ser reconocidas como hectáreas admisibles en el reparto de las Ayudas a la Renta que llegan desde Bruselas, para evitar precisamente que productores como ellos desaparezcan por falta de rentabilidad de sus explotaciones.

A eso añaden el abandono que han sufrido los propietarios de la Dehesa de Quercus (encinas), a los que no se le reconoce la singularidad y especificidad del manejo de este genuino ecosistema, y a los que se les ha eliminado de forma “injustificada” el 25% de los Derechos de Pago Básico, por aplicación errónea del CAP (Coeficiente de Admisibilidad de Pastos).

Citan también la “competencia desleal” que existe en el mercado por la comercialización del mal llamado cerdo ibérico (cruzado con Duroc), que provoca confusión y una fuerte depreciación de los auténticos cerdos ibéricos puros (criados en la dehesa), que puede significar una pérdida de hasta de 30 euros por arroba.

Desde la Fundación Savia denuncian que esta tergiversación del lenguaje “es interesada porque se ha ido consumando de forma progresiva, en el tiempo, empleado repetitivamente vocablos confusos o falsos para vaciar de contenido conceptos tradicionales de la cultura rural española. Por ejemplo, se les llama ganaderos en general, al hablar de la PAC, a todos los propietarios de las distintas explotaciones ganaderas que hay en España, sin diferenciar a las ganaderías intensivas (contaminantes y mal vistas por la sociedad) de las ganaderías extensivas (descontaminantes y potenciadas por la PAC) cuando son totalmente distintas y diferenciadas, se le llama machaconamente Pasto Forestal a la Dehesa, para favorecer a terrenos abandonados que nada tienen que ver con la Dehesa; y se le llama cerdo ibérico, a un cerdo cruzado al 50% con Duroc, alimentado con pienso, que nada tiene que ver con el ibérico puro de dehes”.

Apuntan que todo esto ha conllevado al cierre en España de miles de explotaciones ganaderas familiares, con graves consecuencias en la despoblación, y por otro lado, se han abandonado millones de hectáreas dedicadas a pastoreo (alrededor de 15 millones desde que comenzó la PAC) con gran repercusión en la aparición de numerosos incendios (más de 5 millones de hectáreas quemadas en este tiempo).

Desde la Fundación Savia indican que en estos críticos momentos, “afortunadamente, aparece una luz en el horizonte que da esperanza a este maltratado en la ganadería extensiva con la nueva PAC 2021-2027, que viene llena de buenas intenciones socio-ambientales, para primar especialmente a aquellos productores que hacen mayores esfuerzos para conservar el medioambiente, mejorar la biodiversidad, mitigar el cambio climático, evitar el fuego, frenar la despoblación rural y sobre todo, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos europeos (Producción de Bienes Públicos). Es decir, ahora es el momento de reconocer a los ganaderos de extensivo el trabajo que hacen gratuitamente desde hace muchos años para toda la sociedad”.

Esperanza en la nueva PAC

Esta nueva situación ha creado una gran esperanza del sector ganadero de extensivo, porque ha creído encontrar desde el primer momento un aliado en el actual Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que en todas sus primeras intervenciones ha venido mostrando su disposición a que la nueva PAC y su arquitectura verde encuentre una aplicación en España justa y acorde con sus objetivos medioambientales. Pero también saben desde el principio que los representantes oficiales de los productores se lo van a poner muy difícil, porque “para introducir cambios de calado en el reparto ya establecido de las Ayudas a la Renta hay que eliminar unos incomprensibles derechos históricos, que están repartidos en unas no menos desconcertantes 50 regiones, constituidas por terrenos dispersados por toda España. Resultando meridianamente claro que hacer un cambio del reparto que ahora existe, significa que hay que sustraer dinero de regiones en las que los agricultores cobran mucho (hasta 1.400€/ha) y pasárselo a las regiones de ganaderos que desgraciadamente cobran muy poco (menos de 60€/hectárea)”.

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