El Ministerio de Agricultura contempla una ayuda para frutos secos en secano en áreas con riesgo de desertificación

Para el periodo 2023-2027, con una dotación mínima de 58 euros/hectárea para almendro, avellano y algarrobo

almendros

Dentro de las ayudas asociadas a la producción para la próxima Política Agraria Común (PAC), el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha propuesto una línea para los productores de frutos secos en secano en áreas con riesgo de desertificación.

Los principales objetivos de esta ayuda sería reducir la erosión y desertificación en las zonas agrícolas y forestales; conservación del paisaje y la biodiversidad y capitalizar e incrementar el atractivo que el medio rural supone para ciertos sectores de la sociedad con vistas a favorecer tanto la permanencia como el asentamiento de nueva población en el medio rural, en especial, jóvenes y mujeres.

Condiciones de elegibilidad

Los requisitos serían:

-Superficie cultivada en secano.

-Superficie de almendro, avellano y algarrobo con una pendiente superior al 10% o teniendo una pendiente inferior ubicarse en una comarca con una pluviometría anual media a 10 años inferior a 300 mm.

-Tener una densidad mínima de árboles por hectárea de 80 para el almendro, 150 en avellano y 30 para algarrobo.

-Tener una superficie mínima por parcela por la que se solicita ayuda de 0,1 ha y que la superficie mínima por explotación sea 0,5 ha.

Beneficiarios

-Agricultor activo. Estará inscrito en REGEPA (Registro General de la Producción Agrícola).

La superficie de tierra de cultivo susceptible de percibir la ayuda sería de 214.221 hectáreas (208.825 en la Península y el resto en Baleares).

Las cantidades propuesta para el periodo 2023-2027serían de entre 58 y 64 euros/hectárea para la Península y 109-133 para Baleares.

Forma e intensidad de la ayuda

La ayuda adoptará la forma de un pago anual por hectárea. La intensidad de la ayuda dependerá de la ubicación de la explotación de tal modo que aquellas situadas en la región Insular (Baleares) recibirán un apoyo específico atendiendo a esos condicionantes derivados de la insularidad y que hace que soporten mayores costes de producción y por tanto tengan mayores necesidades para aumentar su competitividad y su orientación al mercado.

En su propuesta, el Ministerio de Agricultura recoge que las condiciones agroclimáticas exigidas en esta ayuda suponen una limitación de la rentabilidad. Por un lado, bajos rendimientos productivos que limitan los ingresos de los agricultores por venta del producto. Y por otro, estas condiciones suponen un incremento de los costes de producción, tanto porque la maquinaria necesaria para llevar a cabo las labores en pendiente tiene un coste más elevado, como porque la recolección mecanizada no es posible en las condiciones indicadas.

Esto arroja una rentabilidad negativa del cultivo, que en parte se compensa con las ayudas desacopladas, pero no es suficiente y se requiere una ayuda acoplada que garantice su futuro y valore la externalidad positiva que supone el cultivo en estas zonas de elevado riesgo de desertificación donde no existen alternativas productivas.

Este diferencial entre los costes de producción en las condiciones productivas indicadas y los ingresos por venta de producto y de apoyo desacoplado, será el importe esperado de la ayuda en la Península.

En el caso de Baleares, la ayuda esperada trata de compensar no sólo los costes de producción más elevados y cuestiones relacionadas con el transporte e incluso las limitaciones a la competencia que genera estar en una isla. Lo que supone un importe esperado superior al peninsular.

El importe máximo se ha estimado suponiendo una reducción de la superficie considerada inicialmente en un 10%, y el importe mínimo, teniendo en cuenta un aumento del 10% del cultivo en las condiciones indicadas.

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