La sostenibilidad de la agricultura pasa por las energías renovables

medidores de presión industriales

El aumento de los costes de producción es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el sector agrícola. Un sector que en España representa alrededor del 2,4 % del PIB. En un escenario de desafío medioambiental y de crecimiento constante del precio de la energía y de los combustibles fósiles, la optimización de recursos y el empleo de energías alternativas es clave.

En un sector tradicional como es el de la agricultura, la implementación de nuevas tecnologías que permitan el ahorro energético y un menor consumo de recursos sigue un ritmo más lento que en industria. En este último ámbito, muchas empresas han implementado ya equipos como medidores de presión industriales y de caudal o soluciones de software. Avances que son fruto   de la inversión en I+D+I de compañías especializadas como es Endress+Hauser.

A pesar todo, existe en el sector agrícola la conciencia de que es esencial optimizar recursos y elevar la eficiencia energética, favoreciendo la implementación de energías renovables. Precisamente, estos son objetivos incluidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, que contempla ayudas para el campo en este sentido.

La implementación de la renovables en agricultura

En invernaderos, en sistemas de regadío o en instalaciones de almacenamiento, tratamiento, envasado y distribución, la energía eléctrica es imprescindible. El uso de energías renovables para el suministro de electricidad es una de las bases de la sostenibilidad de la agricultura y del abaratamiento de costes.

En ese sentido, en estos momentos la energía solar se muestra como la mejor de las alternativas. España es un país con una media de 300 días y unas 2.500 horas de sol al año. Aprovechar esa fuente de energía, gratuita e inagotable, es ganar en eficiencia.

Y los ejemplos de cómo aprovechar la energía fotovoltaica poco a poco se van extendiendo: en sistemas de regadío automático para bombear el agua, en invernaderos para regular las condiciones interiores y en naves para el autoconsumo eléctrico. 

Además, hay en marcha en algunos puntos de la geografía nacional otros proyectos interesantes. Proyectos que pasan por la electrificación de los vehículos agrícolas y la instalación de electrolineras en cooperativas para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. En esos proyectos, se incluye el uso de la energía generada por paneles fotovoltaicos.

Los beneficios de la agricultura sostenible

Una utilización más eficiente de los recursos supone necesariamente un abaratamiento de los costes de la producción. No hay que olvidar que este es uno de los mayores retos a los que en estos momentos se enfrenta el sector agrícola por su dependencia de la energía eléctrica y los combustibles fósiles. 

Pero, siendo la gran ventaja de ese camino hacia la sostenibilidad, no es la única. Menores costes de producción significan un aumento de competitividad, hoy en día imprescindible para el sector. Y dando un paso más, las energías renovables pueden ser también una fuente de ingresos extraordinaria si se combinan los cultivos con la instalación de placas fotovoltaicas.

Evidentemente, la sostenibilidad del campo no pasa solo por el autoconsumo energético y la implementación de las renovables. Hay otras muchas iniciativas también importantes, desde la instalación de grupos de bombeo y una red de riego más eficientes al mejor aprovechamiento de los residuos agrícolas para el compostaje o la implementación de las tecnologías de la información (TIC) para automatizar tareas o analizar datos que permitan mejorar la producción.

La sostenibilidad es, en definitiva, uno de los mayores retos para el sector agrario español. Las herramientas para alcanzarla ya están ahí, solo es necesario tener iniciativa y ayudas para su implementación y aprovechamiento. 

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