Calidad y nuevos mercados, retos del aceite de oliva para el mayor almacenista mundial

aceite de oliva

El sector del aceite de oliva español está «fuerte» y vive un momento «dulce», pero es necesario seguir apostando por su calidad y por la apertura de nuevos mercados y vías de negocio, expresa en una entrevista con Efeagro el director gerente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, Iñaki Benito.

Esta entidad sin ánimo de lucro, que tiene como principal actividad el almacenamiento y que con una capacidad de más de 300.000 toneladas dice erigirse como el primer almacenista mundial de aceite de oliva, ha impulsado una certificación voluntaria y regulada por el sector que busca imprimir un sello de calidad extra al producto.

Además, trabaja en la promoción del sector olivarero, en la investigación, en cómo dar otros usos al aceite de oliva «hasta ahora no tan protagonistas» y en tratar de «equilibrar la oferta y la demanda».

«Al sector lo veo bien, lo veo fuerte, creo que es necesario seguir avanzando en valorización, en la apuesta por la calidad, por eso hemos puesto en marcha esta certificación, que también es otra vía de conseguir nuevos mercados. Tenemos muchas ventajas, tenemos que saber comunicarlas, ponerlas en valor», asegura Benito.

La certificación

El anuncio de esta certificación se produjo hace menos de dos semanas y ha agitado al sector, con algunos de sus actores pidiendo que no sea voluntaria sino obligatoria y controlada por la Administración.

Llegó, además, pocos meses después de que el Gobierno aprobara la ley de calidad y trazabilidad del aceite de oliva para evitar que se comercialicen productos que contengan mezclas fraudulentas de varios tipos de aceite, entre otras cosas.

«Había que hacer un sistema más robusto e incorporar el factor calidad además de la trazabilidad y de ahí nace la idea de poner en marcha una certificación que sea voluntaria. Vamos exigirnos más de lo que nos exige esta ley y vamos a pedir que el producto sea de unas características mejores en cuanto a calidad y pureza», indica Benito.

Esta certificación aumenta los parámetros de pureza exigidos al aceite de oliva virgen extra, cuyo nivel de acidez no debe sobrepasar el 0,4, en vez del 0,8 que marca la normativa de la Unión Europea, y además busca controlar todo el proceso industrial y la movilidad del producto entre operadores para evitar que sea adulterado.

Las entidades de certificación podrán acudir sin avisar cualquier día del año y a cualquier hora a visitar las instalaciones y revisar los procesos de aquellos operadores que quieran recibir este sello de calidad, que tendrá una validez de 12 meses y se podrá renovar.

En la puesta a punto de esta certificación, que aún está en fase de desarrollo, trabaja un «comité de expertos» en el que está representado todo el sector y también la Administración que, según Benito, apoya plenamente la iniciativa.

Fortalecimiento exterior y nuevos nichos de mercado

Este sello de calidad servirá también para fortalecer la imagen de España como líder mundial en la producción y exportación de aceite de oliva, aún más robusto si cabe en 2021 tras la retirara de los aranceles que en 2019 impuso Estados Unidos.

«Vivimos un momento dulce del mercado, pero los ciclos ya sabemos que vuelven y se repiten», señala Benito, que celebra también que ahora existan ya mecanismos legales que puedan obligar a que en años de alta producción se retiren los excedentes para no afectar al precio.

El director gerente del Patrimonio Olivarero vislumbra además otros nichos de negocio por explotar para el aceite de oliva, como su uso farmacéutico o como ingrediente de otros productos alimentarios, donde dice que la representación respecto a otros aceites vegetales es baja y «hay un margen de crecimiento brutal».

La sostenibilidad es otra área de trabajo que identifica Benito y en la que ya se cuenta con ventaja, pues señala que el olivar «es el bosque humanizado mas amplio del planeta, frena la erosión, lucha contra la despoblación y es un sumidero de carbono».

Las cuentas de la entidad

Los orígenes del Patrimonio Comunal Olivarero se remontan a 1925, pero es en 2002 cuando, tras múltiples cambios y modificaciones, comienza a su actividad como fundación, ámbito desde el que incentiva investigaciones sobre mejora de la producción olivarera y usos alternativos del producto, entre otras cosas.

No obstante, su actividad principal es el almacenamiento, para lo que cuenta con 11 centros operativos en toda España que a fecha 31 de enero de 2022 cuentan con una capacidad contratada de 92.896 toneladas, según datos facilitados por la entidad a Efeagro.

A la espera de los resultados del año pasado, la Fundación generó en 2020 unos ingresos totales de 4.044.511 euros, de los cuales el 90 % se correspondieron con el almacenamiento, mientras que los gastos fueron 3.674.479 euros, que incluyen las partidas de personal, servicios exteriores, amortizaciones, promoción e investigación, tributos y otros. Rubén Figueroa. EFEAGRO

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