En su primer análisis del mercado de cereales del año, Vicente Marqueta, técnico de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) de Guadalajara, destaca la tendencia a la baja de trigo, cebada y maíz.
Marqueta señala que 2023 comienza con menos sobresaltos, pero con la misma incertidumbre e inestabilidad en materia económica y financiera, aunque con un optimismo “sorprendente” respecto a los datos de control de inflación a medio plazo.
El informe USDA, del Departamento de Agricultura del Gobierno de EE.UU, de esta semana ha confirmado varias realidades, aunque lo ha hecho de un modo “conservador o poco agresivo” por los cambios que ha publicado respecto al reporte de diciembre y las estimaciones de los operadores del mercado.
Confían en una recuperación de Argentina tras la extrema sequía y en una excelente cosecha de la UE y EE.UU a pesar de los daños de la ola de frío que esperan pueda subsanarse más adelante en primavera y un atípico otoño e invierno más caluroso de lo normal para Europa. Está todo por determinar. Sa sabe que con Ucrania es imposible contar como antes de la invasión rusa.
En resumen, los precios del mercado convergen a la baja y la volatilidad por el momento está más comedida. Si bien es cierto que quedan muchas incógnitas por despejar, la más importante de todas ellas: la futura demanda china y la relajación de las medidas Covid para abrir su mercado, que se fija más en los orígenes brasileños para soja y maíz que en los orígenes estadounidenses.
Y con el trigo pasa algo parecido. El ruso, a precio de saldo, hace imposible competir al europeo, que debe bajar sus cotizaciones para ser competitivo.
Si EE.UU y la UE llevaban la voz cantante en el comercio de granos, las tornas han cambiado a favor de Brasil y Rusia. China capitanea la demanda e India y Australia ayudan mucho también este año para la demanda asiática.
Mercado español
España se ha asegurado grano ucraniano y el origen nacional se demanda a cuentagotas. Por otro lado, el consumo de carne ha descendido un 15%, debido a los precios.
Si, por ejemplo, la leche o los huevos están disparados no se debe solo a que las grandes cadenas “nos destripen” como algunos opinan, sino porque las materias primas para alimentar al ganado que produce leche o huevos están a precios inusualmente elevados.
Respecto a datos macroeconómicos, los bancos centrales tienen como misión controlar la inflación y no les temblará el pulso para hacer cuanto sea necesario, y a pesar de las consecuencias seguirán subiendo los tipos de interés si es necesario y esto conduce irremediablemente a una recesión para el 2023.
El dinero que se prestaba gratis al -0,5% podría llegar al 4% y esto no es bueno para las economías más endeudadas y con menor capacidad de crecimiento o productividad.
Si la actividad económica se frena, el consumo de energía también y por tanto las materias primas agrícolas también. El inversor se refugia en el oro que está en niveles absolutamente récord en la serie histórica.
