¿Cómo están afectando las lluvias a los diversos cultivos de Castilla-La Mancha?

viña anegada

ASAJA Castilla-La Mancha ha hecho balance de las últimas lluvias y su repercusión en los diversos cultivos

Los cereales y las leguminosas de secano ya están perdidas. El 90% de la producción ya no se cosechará. Según el análisis de los técnicos de la organización, hay zonas que han perdido el 100% y otras, como las de las siembras más tardías en la provincia de Guadalajara, que mejoran algo las expectativas. También mejora la previsión del regadío, sobre todo, en lo que concierne al ahorro energético y, por tanto, a los costes de producción.

Cultivos leñosos

Desde la organización agraria apuntan que la mejor parte se la llevan los cultivos leñosos, como el olivar y el viñedo, y los frutos secos, como el almendro y el pistacho.

El agua caída ofrece garantías para el desarrollo del fruto que ya había cuajado. La parte preocupante, es que el exceso de humedad, en estos momentos, puede provocar enfermedades como el mildiu, el oídio o la marchitez fisiológica en el viñedo.

El exceso de agua y las tormentas en zonas puntuales también ha ocasionado daños en cultivos como el melón en Argamasilla de Alba, o el ajo, en las zonas productoras de la región.

Si el cultivo ya estaba sacado de la tierra y se ha mojado, puede perder calidad. Y, los ajos que aún están enterrados corren el riesgo de padecer alguna enfermedad. Los técnicos ya apuntan a un 90% de pérdidas en este cultivo.

Campaña del girasol

Por último, en cuanto a la campaña de oleaginosas, las lluvias están dificultando la siembra de girasol, que ya había comenzado paulatinamente en diversos puntos.

Ganadería

En relación a la ganadería, la lluvia está asegurando agua en las fincas para dar de beber a los animales. Sin embargo, es poco probable que los pastos florezcan ya por estas fechas.

Como consecuencia de la sequía, no hay suficiente paja ni ensilados para abastecer a los animales. Así pues, los ganaderos tendrán que gastar más en forrajes y piensos.

Por lo tanto, a los gastos habituales de energías, cuyos precios están desorbitados, y los generados por la propia finca (arrendamientos, préstamos por adquisición, impuestos…) habrá que añadir los sobrecostes de alimentación derivados de la sequía.

Por último, la organización agraria ha señalado que también hay que contar que, este año, debido a la viruela ovina y caprina, este sector ha sufrido las consecuencias, ya sea por el sacrificio de animales o por la inmovilización de los mismos.

Entre ellas, señalan las pérdidas por la caída de producción o el desequilibrio en los mercados, generando momentos de preocupación por los precios y por las prácticas “irregulares y abusivas” por parte de algunos compradores de corderos.

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