Retrasan las siembras por el calor, aunque confían en un otoño lluvioso

Los agricultores andaluces

siembra

EFEAGRO. La sequía y las altas temperaturas han generado incertidumbre entre los agricultores andaluces que han optado por retrasar la planificación de las siembras otoñales, aunque confían en que se cumplan los modelos predictivos de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) y el otoño sea lluvioso con la llegada de precipitaciones la última semana de octubre.

La organización agraria Asaja ha informado que «en las condiciones actuales es imposible e incluso desaconsejable apostar por un cultivo en concreto o lanzarse a comprar semillas, abonos y fertilizantes», ha expuesto el presidente de Asaja-Sevilla, Ricardo Serra, en un encuentro con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Aemet.

Según el responsable de Asaja, el año agrícola ha sido «calamitoso, con mermas de producción de entre el 40 y el 60 % en todos los sectores y cultivos», y unas pérdidas que superarán los 2.500 millones del año pasado como consecuencia de la sequía en el pasado ejercicio.

En dicho encuentro el jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHG, Víctor Cifuentes, les ha trasladado que la cuenca lleva diez años seguidos con déficit de precipitaciones, lo que supone «una anomalía y está llevando al sistema al límite porque está diseñado para unas condiciones mejores, en las que se alternen en periodos más cortos los años secos y los lluviosos».

Otoño lluvioso

No obstante, Asaja ha celebrado que el delegado territorial en Andalucía de la Agencia Estatal de Meteorología, Juan de Dios del Pino, les informó de que las posibilidades de que las lluvias este otoño estén en la media o por encima de la media son muy altas, de un 80 %, y en este momento se apunta a que las precipitaciones podrían llegar en la última semana de octubre.

El año agrícola 2022-2023 ha sido en Andalucía el más cálido desde 1961 y el quinto más seco desde esa misma fecha y se ha cerrado con un déficit de precipitaciones del 36,8 %, ya que han caído 206 litros por metro cuadrado por debajo de la media de los últimos treinta años.

“En los últimos diez años nos están fallando los inviernos, que donde se acumula el déficit pluviométrico y aunque las lluvias primaverales están aumentando, las precipitaciones son más irregulares en esta estación”, según les explicó el representante de la Aemet.

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