La segunda campaña corta del aceite de oliva ahonda la brecha entre olivar de regadío y de secano

aceite de oliva

Belén Delgado (EFEAGRO). Por segunda campaña consecutiva se espera una producción baja de aceite de oliva, un nuevo varapalo para los agricultores familiares de olivar de secano que contrasta con la rentabilidad que ofrece el regadío a los fondos de inversión, en un contexto de precios máximos históricos.

765.300 toneladas

Según el primer aforo nacional de la campaña que acaba de comenzar en octubre, la producción rondará las 765.300 toneladas, un 15 % más que en la campaña anterior, pero aún muy por debajo de la media de las cuatro anteriores debido al impacto de la sequía.

Precios en origen

El inicio de la campaña 2023-2024, que da entrada a más producto, ha permitido que los precios en origen se moderen ligeramente, bajando de los 8 euros por kilo de principios de mes a los 7,4 euros por kilo registrados este martes, de acuerdo al sistema de información Poolred.

El observatorio Infaoliva refleja que el aceite de oliva virgen extra se pagaba ayer a 8,1 euros por kilo y el virgen, a 7,2 euros.

Pese a esos descensos puntuales, el sector da por hecho que los precios se mantendrán en niveles altos para un producto básico que, solo en el último año, se ha encarecido un 50 % en España.

Aunque las existencias de enlace se han reducido un 40 % esta campaña, hasta 257.000 toneladas, faltan por ver las importaciones y una posible mejora de la cosecha si finalmente llueve en las próximas semanas, como está previsto.

Además, la caída de las ventas a unas 75.000 toneladas mensuales muestra que «el mercado ha encontrado cierto equilibrio y en principio no tiene que haber problemas de abastecimiento», afirma a Efeagro el director de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), Primitivo Fernández.

Olivareros en crisis

En el campo, las organizaciones COAG y UPA han advertido del desastre que se avecina para miles de explotaciones familiares que no van a tener aceituna para recoger ni pueden asumir los costes, por lo que han reclamado ayudas directas e inyección de liquidez.

En los últimos meses, el Gobierno ha subvencionado hasta un 70 % del coste de las pólizas de seguros de los cultivos más afectados por la sequía, incluido el olivar, y ha animado a los olivareros a acogerse a la ayuda asociada y a los ecorregímenes de la nueva Política Agraria Común (PAC), entre otras opciones.

En las cooperativas, el presidente de su sector del aceite, Rafael Sánchez de Puerta, señala que llevan tiempo trabajando en una mayor integración, pero es «complicado porque cada una tiene su casuística, con deudas y amortizaciones que deben afrontar».

En el futuro, asegura que la presencia de fondos de inversión «va a ser muy natural en el regadío, pero el gran problema está en el secano, con mucha superficie y una rentabilidad tremendamente dañada, no solo por la menor producción, sino también por los costes».

Caída del consumo

La caída del consumo y de los márgenes también ha pasado factura a una gran empresa como Deoleo, líder mundial en aceite de oliva con marcas como Carbonell, Bertolli y Carapelli, que perdió 9,7 millones de euros en el primer semestre de 2023.

La aceitera ha reconocido que está sondeando el mercado para su posible venta, en medio de los rumores de negociación de su socio mayoritario, el fondo de inversión CVC, con empresas del sector nacionales e internacionales.

Fondos de inversión interesados

El consultor del sector oleícola Juan Vilar apunta que, en una situación «inédita» marcada por la alta incertidumbre y la crisis de la oferta, los inversores ya se preparan para una mayor producción.

Un detalle es que el precio de la tierra no está bajando y se está encareciendo en los terrenos con disponibilidad de agua.

«España, con 900 fondos de inversión agrícolas inscritos, y Portugal son dos países con un nivel de paz social y económica que les permite ser dos de los mayores abastecedores de productos agrícolas en Europa», según Vilar.

A su juicio, se tiende a buscar la eficiencia mediante la transformación del olivar tradicional en seto o la plantación directa en nuevas tierras, aunque cuando esto no es posible cabe la diferenciación del tradicional mediante el producto ecológico.

«La transmisión de fincas seguirá existiendo en los próximos años. Los fondos de inversión buscan una rentabilidad de dos dígitos y, en la mayor parte de las explotaciones de leñosos permanentes con regadío, esta supera el 10 %», destaca el consultor.

Recientemente, el fondo canadiense Fiera Capital compró por 300 millones de euros Innoliva, con 8.000 hectáreas de olivar en España y Portugal, a Cibus Capital, que antes había adquirido cientos de hectáreas de olivos a la familia Del Pino.

En 2022, el grupo De Prado se hizo con unas 9.000 hectáreas de olivo intensivo y almendro del fondo Atitlan, mientras que la gestora SLM Partners pagó 250 millones de euros por 300 hectáreas para la producción de almendras, pistachos y olivas en Murcia, entre otras operaciones.

El fondo de capital riesgo en agronegocios de la península Ibérica Beka & Bolschare, actualmente con 1.100 hectáreas de olivar, resaltó el pasado septiembre que sus perspectivas de rentabilidad habían mejorado con los precios del aceite de oliva virgen extra en máximos.

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