¿Por qué invertir en suelo rústico?

La inversión en suelo rústico en España ha crecido notablemente en los últimos años

finca

La inversión en suelo rústico en España ha crecido notablemente en los últimos años. Se trata de un gran atractivo por las múltiples opciones que ofrece, que además de las tradicionales (agricultura y ganadería), son planteadas como importantes inversiones para ocio, actividad cinegética, sostenibilidad, energías renovables…

En la inmobiliaria de fincas rústicas FINCALISTA subrayan la necesidad de fomentar la adquisición de este tipo de activos y sus beneficios, además, la firma ARMANEXT se ha posicionado como pionera a la hora de solicitar la implantación en España de la figura de las SOCIMIS (régimen tributario especial), que actualmente solo se aplica en las fincas urbanas y que en las rurales tendría importantes beneficios para el sector, como ya ocurre desde el año 1961 en gran parte del mundo, donde ya están implantadas.

¿Por qué invertir en suelo rústico?, ¿Qué atractivos ofrece al inversor? Para FINCALISTA el suelo rústico es un mercado estable, que ha presentado mucha menos volatilidad e incertidumbre que el suelo urbano, sin obviar que es un mercado que produce alimentos, la necesidad básica por excelencia, fomenta el aumento de la población en zonas rurales, se trata de un activo tangible a largo plazo, tiene una baja correlación con la inflación y genera retornos estables.

A estos atractivos se suma el hecho de que se trata de un sector que tiene el importante hándicap del abandono de tierras por parte de sus propietarios, lo que debe plantearse como una “oportunidad” para aquellas personas o entidades que quieran emprender en este sector e iniciar una nueva actividad.

Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre enero y octubre de 2023 se transmitieron 371.144 fincas rústicas, de las que 153.889 fueron herencias, 124.990 compraventas, 76.603 otro tipo de transmisión, 13.177 donaciones y 2.485 permutas.

Estos datos son fiel reflejo de un sector en constante movimiento y que puede convertirse en el gran aliado de un relevo generacional que el sector agrario y ganadero están necesitando.

SOCIMIS

Fieles a su filosofía de transformar el panorama de inversión en fincas rústicas, la firma ARMANEXT, aprovechando el modelo de las SOCIMIS (régimen tributario especial que actualmente se aplica a las fincas urbanas), se ha posicionado como pionera en la ampliación del régimen tributario aplicable a propiedades urbanas hacia el sector agrícola. De hecho este modelo, las SOCIMIS agrícolas, ha demostrado desde 1961 su eficacia en Europa y a nivel mundial.

Como líder indiscutible en la implementación de SOCIMIS urbanas, ARMANEXT cuenta con un equipo especializado dedicado a adaptar este régimen al ámbito rural español. Para Antonio Fernández Hernando, presidente de ARMANEXT, «Las SOCIMIS rurales son una realidad en países como Portugal, Francia e Italia. España ha acogido este modelo para inmuebles urbanos desde 2012, pero su expansión al sector rural es una cuestión de urgencia y justicia».

La adopción de SOCIMIS en el sector rural continúa explicando Antonio Fernández, «impulsaría significativamente la economía agraria, ofreciendo soluciones a la creciente problemática de abandono de fincas. Permitiría a inversores de todo tamaño participar en el desarrollo agrícola, optimizando así terrenos inutilizados y mejorando la calidad y competitividad del sector».

Inversores

Casi el 58% de los agricultores están a punto de jubilarse en un periodo entre los 10 y los 15 años y las propiedades que dejarán pasarán, muy probablemente, a sus herederos o a inversores profesionales, lo que plantea un momento único en el sector y un verdadero reto demográfico.

En la actualidad, solo el 11% de los propietarios de fincas rústicas tiene menos de 40 años, por lo tanto hay un gran nicho de mercado para el sector y las inversiones en suelo rústico son un atractivo claro y una verdadera oportunidad.

Y es importante diferenciar entre el perfil del comprador particular y el de un profesional. En el particular predomina un perfil masculino; son compradores de mediana edad, de los 45 a los 60 años, que viven en núcleos urbanos y buscan fincas de recreo cercanas a las ciudades, en especial de la capital, que tengan casa y no se alejen a más de dos horas de su ciudad. De hecho, la gran mayoría de usuarios que buscan fincas rústicas en la inmobiliaria FINCALISTA proceden de Madrid (23,61%) y Barcelona (16,63%).

Asimismo, desde hace unos años, se vislumbra la entrada de grandes fondos de inversión internacionales. A nivel global hay 900 fondos de inversión especializados en el sector agroalimentario, que gestionan 140.000 millones de dólares. Hace 10 años esta cifra era de 343 millones; el aumento ha sido de un 268%, según el último informe de Valoral Advisors.

Facilitar la inversión en el sector rural

En la actualidad, España alberga 130 SOCIMIS urbanas que disfrutan de una exención total en el Impuesto de Sociedades, siempre que se cumplan ciertas condiciones. Extender este beneficio al sector rural facilitaría la inversión, tanto de grandes corporaciones como de pequeños inversores, promoviendo una revitalización y eficiencia sin precedentes en el campo.

ARMANEXT ha realizado esfuerzos significativos para lograr esta expansión, incluyendo diálogos con el Ministerio de Hacienda, Agricultura y la Dirección General del Tesoro. La modificación propuesta al Artículo 2 de la Ley de SOCIMI sería un paso crucial hacia la inclusión de propiedades agrícolas, ganaderas y forestales, combatiendo la despoblación rural y promoviendo un uso más eficiente del agua y los recursos naturales.

Fernández enfatiza la necesidad de visibilizar esta iniciativa y movilizar a los medios para apoyar el cambio, que no solo es viable sino esencial para el futuro del campo español. Este cambio regulatorio no implicaría alteraciones estructurales significativas, pero sí promete beneficios tangibles: mayor rentabilidad, eficiencia, y oportunidades de inversión en el sector agrario. La situación actual de las fincas rústicas y su valor creciente justifican plenamente esta evolución necesaria y justa.

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