Inclusión Hayedo Tejera Negra en Patrimonio Unesco, una oportunidad para turismo

El delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, lo ha visitado y ha destacado el "trabajo determinante" del Ministerio de Cultura para que el Parque Natural haya pasado a formar parte de la prestigiosa lista

El delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, ha visitado hoy el Hayedo de Tejera Negra (Guadalajara) para reconocer “el esfuerzo y trabajo determinante y las gestiones imprescindibles del Ministerio de Cultura, gracias a las cuales este Parque Natural ha entrado a formar parte de la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco”.

“Esta inclusión del Hayedo de Tejera Negra en la Lista de la Unesco supone un reconocimiento a nivel internacional de uno de las tesoros naturales que tenemos en Castilla-La Mancha y que en esta época de otoño es especialmente interesante”, ha asegurado Gregorio antes de visitar el Hayedo junto al subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco y el alcalde de Cantalojas, José Ramón Fernández.

Asimismo ha destacado que “gracias a esa labor del Gobierno de España se abre una oportunidad para la zona de la provincia de Guadalajara cercana al Hayedo, pues su declaración como Patrimonio Mundial atraerá más visitantes que buscan emociones en el paisaje, lo cual repercutirá en una mejora de su afluencia turística”.

El Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO decidió el pasado julio incluir en la Lista de Patrimonio Mundial el bien ‘Hayedos primigenios de los Cárpatos y otras regiones de Europa’, una candidatura internacional, en la que España participó, junto a nueve países más, con una candidatura que incluye varios hayedos, entre ellos el de Tejera Negra.

Se trata de una ambiciosa propuesta en la que España participa junto con otros nueve países europeos (Albania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Italia, Rumanía, Eslovenia y otros bosques de Ucrania), cuyo hilo conductor es una selección de los bosques de hayas más representativos del continente europeo, que constituyen un testimonio de los procesos ecológicos sucedidos en nuestro continente en los últimos cientos de miles de años. La conservación de estos vestigios vivos de nuestra historia natural es cada vez más acuciante, frente a la presión que sufren estos frágiles ecosistemas.

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