Alertan contra aparición de mildiu y oídio en viñedo de Castilla-La Mancha

En el Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones de la Consejería de Agricultura

El Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones de la Consejería de Agricultura alerta en su último número sobre la aparición de enfermedades como mildiu y oídio en el viñedo de Castilla-La Mancha.

Mildiu

Es una enfermedad ocasionada por un hongo que puede causar daños importantes si las condiciones climáticas son favorables para su desarrollo (lluvias abundantes y continuas como las de esta primavera) además de la sensibilidad varietal, pero principalmente si se producen precipitaciones durante el periodo floración-cuajado. Se debe tener en cuenta, que su desarrollo en cada campaña en la Comunidad Autónoma es muy variable, debido a la climatología y características de las zonas vitícolas.

Para que se produzca una contaminación primaria de mildiu son necesarias las siguientes condiciones:

•Brotes de la vid de al menos 10 centímetros de longitud.

•Temperatura media superior a 12 ºC.

•Precipitación de al menos 10 l/m2 en 1 ó 2 días consecutivos.

•Oosporas maduras. El hongo se conserva durante el invierno en forma de oosporas (semillas del hongo) en las hojas. Esta condición se producirá en mayor grado si al final del invierno se dan condiciones de humedad elevada y temperaturas suaves.

Síntomas en hojas

Se manifiestan por las típicas “manchas de aceite” en el haz, que se corresponden con una pelusilla blanquecina por el envés si el tiempo es húmedo. Los ataques fuertes producen desecación parcial o total de las hojas, repercutiendo en la cantidad y calidad de la cosecha, así como en el buen agostamiento de los sarmientos.

Síntomas en racimos

En las proximidades de la floración los síntomas se manifiestan por curvaturas en forma de S con oscurecimiento del raquis o raspón y posterior recubrimiento de una pelusilla blanca si el tiempo es húmedo, ocurriendo lo mismo en flores y granos recién cuajados. Cuando los granos afectados superan el tamaño de un guisante se arrugan y finalmente se desecan (mildiu larvado).

El único medio de control eficaz en la actualidad es el químico. Para la realización de los tratamientos, en caso de que sean necesarios, se debe tener en cuenta, las diferentes características de los productos que se pueden utilizar, ya que esto condiciona la estrategia a seguir en el control de la enfermedad.

Para la realización del primer tratamiento podrá esperarse a la aparición de las primeras manchas, siempre que se vigilen los viñedos para detectar su aparición, ya que estas contaminaciones primarias provenientes de las oosporas invernantes, se presentan generalmente de forma aisladas, sin causar daños. Las contaminaciones producidas a partir de estas primeras manchas se denominan contaminaciones secundarias. Según las condiciones de cada año pueden producirse más o menos ciclos de estas contaminaciones secundarias, lo que marca la incidencia de la enfermedad.

Si en las proximidades de la floración existen condiciones favorables se aconseja realizar un tratamiento con un producto sistémico, ya que el período floración–cuajado es el más sensible.

Los productos sistémicos, penetrantes y de fijación a las ceras cuticulares tienen acción de parada o de stop, aunque su mejor comportamiento se obtiene utilizándolos preventivamente. Esta acción de parada o stopante es útil en determinadas ocasiones, como por ejemplo en el caso de una tormenta que se haya producido sin estar tratado el viñedo y ha ocasionado una contaminación del hongo.

Con independencia del tipo de producto utilizado es de suma importancia mojar bien todos los órganos de la cepa, empleando maquinaria adecuada y la dosis recomendada en la etiqueta.

Oídio

Es una enfermedad endémica de la zona y en años con climatología favorable puede causar daños de gran importancia, sobre todo en formaciones en vaso y en variedades sensibles como Cencibel o Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Garnacha, Merlot, Macabeo, Chardonnay, etc.

El oídio puede atacar a todos los órganos verdes de la vid. A veces, los comienzos del ataque se pueden manifestar como manchas de aceite, que recuerdan a las del mildiu, pero que suelen ser más pequeñas y nunca muestran la típica pelusilla blanca en el envés.

La temperatura es el factor climático que tiene más influencia. A partir de 15ºC comienzan a ser favorables para su progreso vegetativo y propagación. El óptimo se alcanza entre los 25 y 28ºC, temperaturas por encima de 35ºC pueden detener su desarrollo y, son letales temperaturas de más de 40ºC. El desarrollo de la enfermedad también se ve influido con la humedad, favoreciendo la germinación de las conidias las humedades relativas altas.

El periodo más sensible, y que debe estar protegido, es el comprendido entre el inicio de floración y cerramiento del racimo.

En variedades sensibles, en el Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones aconseja realizar al menos tres tratamientos:

1º. Cuando la mayoría de los brotes tengan aproximadamente 10 – 15 cm de longitud.

Este tratamiento es muy importante realizarlo si el año anterior hubo problemas de esta enfermedad en la parcela.

2º. Inicio de floración.

3º. Cuando los granos tienen el tamaño aproximado de un guisante-garbanzo.

Para evitar la aparición de cepas resistentes, se aconseja no realizar al año más de 2 tratamientos seguidos con productos penetrantes de un mismo grupo químico.

Para que el azufre en espolvoreo actúe eficazmente es necesario que las temperaturas sean superiores a 18º C.

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