12 líneas de ayuda y 750 millones en la PAC 2020, en Castilla-La Mancha

Según ha explicado el consejero de Agricultura en el Consejo Asesor Agrario

El Consejo Asesor Agrario de Castilla-La Mancha se ha reunido por primera vez este lunes, tras el cambio en su composición para hacerlo más operativo, analizado proyectos puestos en marcha por el Gobierno regional como la Ley del Vino y la futura Ley de Calidad Diferenciada, que quieren ponerse en marcha en estos cuatro años.

Convocado por el consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, el pasado 17 de enero, este Consejo Asesor cuenta con la presencia de las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA y Cooperativas Agro-alimentarias, además de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (CECAM) y los sindicatos CCOO y UGT.

Además de estos asuntos, se ha abordado la Política Agraria Común, en el primer día laborable y oficial para solicitar la PAC 2020, tras su publicación en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha de la Orden que establece la solicitud única de las ayudas para este año.

Así, se contará con 12 líneas de ayudas, poniendo alrededor de 750 millones de euros de ayudas este año para los agricultores y ganaderos castellano-manchegos que tienen hasta el 30 de abril para presentar su solicitud.

La Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural trabaja, junto a las cooperativas y organizaciones agrarias, para la gestión de los expedientes y poder pagar el primer día de octubre que es posible hacer el anticipo de esta política europea.

Martínez Arroyo ha calificado de “delicado” el momento actual, con movilizaciones relacionadas con los precios, y ha apuntado que desde el Gobierno de Castilla-La Mancha se reconoce la necesidad de que los agricultores y ganaderos reciban un “precio justo por sus producciones” y no solo debe ser justicia económica, sino “social, territorial y ambiental, porque la labor de nuestros agricultores va más allá de lo meramente económico”.

En esta línea, ha resaltado que no sirve solo con trabajar en la propia cadena agroalimentaria, sino también hay que hacerlo “reforzando” el eslabón de los agricultores y ganaderos y las cooperativas, para que haya “empresas más fuertes” y que “condicionen los mercados”; de la misma manera que hay que reforzar los trabajos para que los consumidores, el eslabón que decide al final qué se consume, “aprecien realmente los productos de la tierra, el valor de marca”.

 

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