Ni un paso atrás. Editorial Revista UPA ‘La Tierra del Agricultor y Ganadero’ nº 282

Han pasado tantas cosas desde que a principios de 2020 fue ganando fuerza la mayor movilización de los agricultores y ganaderos españoles que ahora, un año después, parece que ha pasado un siglo, en el que se han ido acumulando acontecimientos extraordinarios que nos afectan a todos como sociedad, a los agricultores y ganaderos como colectivo profesional y a cada uno de nosotros en nuestro ámbito familiar y personal, con más dolor en tantas y tantas familias que han sido golpeadas con dureza por la pandemia.

El estallido del coronavirus nos pilló con los tractores en las carreteras y las calles de las ciudades con las pancartas y las reivindicaciones de los agricultores y ganaderos al límite. Se suspendieron las últimas convocatorias pendientes para finales de marzo, pero la movilización fue tan potente que la fuerza de la razón ya había calado en la sociedad a todos los niveles, incluido el más decisivo del consenso político.

El confinamiento total demostró, por si había dudas, que somos esenciales, muy esenciales. Y todos y todas estuvimos a la altura de las circunstancias, asegurando que, al menos, no faltasen alimentos.

Mientras, en paralelo, superando las dificultades objetivas de esta situación excepcional, iban cubriéndose los trámites políticos y parlamentarios para que los cambios legales que se iniciaron en febrero no se vieran interrumpidos.

Y así llegamos a finales de año con la nueva ley de la cadena alimentaria ratificada y publicada en el Boletín Oficial del Estado; tan solo pendientes ya de la trasposición de la directiva europea de prácticas comerciales desleales, que se encuentra en trámite parlamentario y vendrá a reforzar aún más la nueva legislación española.

Nos vemos reflejados en la nueva ley. Las y los agricultores y ganaderos de UPA somos, en gran medida, orgullosos responsables de haber conseguido este cambio decisivo para el futuro de la agricultura familiar en España, con reglas del juego que eviten la especulación y las malas prácticas en los mercados. Y por ello mismo somos ahora los más firmes defensores de su cumplimiento. No vamos a consentir ni un paso atrás, ni el más mínimo resquicio para evitar el estricto y completo cumplimiento de todos y cada uno de sus artículos.

No tenemos duda de que lo van a intentar. Los lobbys más poderosos jugarán a la contra, como han hecho siempre, buscando vías de escape. La presión sindical estará siempre alerta con toda su fuerza para evitarlo.

Y para recordar que las leyes, además de su obligado cumplimiento y el pago de sanciones para quien no las cumple, son también en democracia una cuestión de cultura y respeto, más aún si cabe cuando se trata de leyes con amplísimo consenso político y parlamentario. Nuestro objetivo ahora no es solo, por tanto, conseguir que la ley de cadena alimentaria sea efectiva y cumplida, sino también que los eslabones más reacios a la norma comprendan, de una vez por todas, que las cosas han cambiado y asuman de buen ánimo que al final todos saldremos ganando.

Editorial del número 282 de La Tierra del Agricultor y Ganadero, editada por UPA

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