La sequía hace caer la producción de miel de romero

En algunos casos de más del 70 por ciento con respecto al año pasado

abejas

La sequía extrema de este año y las altas temperaturas han provocado una caída de la producción de miel de romero, en algunos casos de más del 70 % con respecto al año pasado, y, además, ha disminuido su calidad.

Según han advertido los ecólogos del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), el motivo de esta disminución de la producción es que «estamos pasando un año muy seco y las temperaturas están por encima de la media habitual en muchos casos, y esto hace que algunas plantas tengan dificultades para sobrevivir y aún más para hacer flores».

Sin embargo, según los especialistas del CREAF, hay «más problemas» porque «la sequía altera la época de floración y en muchas ocasiones la planta, sí logra sacar las flores, lo hace fuera de la época habitual, confundida por el calor y la aridez. Así, cuando llega el polinizador, la flor ya se ha marchitado o todavía no está en el pico de floración».

El momento más crucial, según una investigación liderada por el CREAF con datos de casi 10 años, es en la primavera «cuando las tasas de visitas de los polinizadores son más altas», aunque fluctúa mucho entre años.

Néctar y azúcares

«La sequía también afecta a la producción de néctar, el conjunto de azúcares que atrae a los polinizadores y que les recompensa por llegar a la flor. Esto hace que la abeja de la miel y otros insectos que se alimentan lo pasen mal», han señalado los ecólogos de este centro de investigación ecológica.

«Y justamente es ese néctar -han precisado- el que utiliza para producir la miel cuando llega a la colmena. Si tiene menos, produce menos. Además, cuando la abeja llega al romero en busca del néctar, se le queda enganchado el polen en las patitas y facilita la polinización entre las plantas que visita».

Los ecólogos del CREAF citan que un estudio del científico y científica alemanes Kuppler y Kotowska (2021) advierte que la falta de agua no sólo afecta al néctar y el desarrollo floral, sino que también podrían cambiar la forma de las flores, su aroma y la propia producción de polen.

«Todas estas alteraciones en cómo los polinizadores y las plantas interactúan al final tienen consecuencias muy tangibles para la sociedad. Ahora lo hemos visto con la disminución de la querida miel de romero, pero no es el único caso y hay que tomar conciencia», han concluido los ecólogos del CREAF. EFEAGRO

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