La trufa negra, un cultivo prometedor y generador de empleo en el medio rural

España ya produce el 35 por ciento de la producción mundial

trufa negra

España, con Aragón a la cabeza, es líder en producción mundial de trufa negra: en sus más de 15.000 hectáreas se obtiene el 35 % de la producción mundial.

El sector, en pleno proceso de desarrollo e inmerso en un proceso de tecnificación, encara un futuro alentador motivado, entre otros factores, por la elaboración de productos transformados.

Así lo han puesto de manifiesto los expertos reunidos por la Asociación Interprofesional para el Desarrollo Agrario (AIDA) en las Jornadas de Producción Vegetal «Comercialización y transformación de trufa», celebradas esta semana en Zaragoza.

La colaboración entre truficultores y científicos ha hecho que la producción haya aumentado notablemente en los últimos años y se hayan estabilizado las fuertes oscilaciones anuales en la oferta de este producto.

Sin embargo, el sector se enfrenta a diferentes retos en las etapas más avanzadas “del campo a la mesa”, antes de llegar al consumidor final. Las jornadas de AIDA han puesto de manifiesto la necesidad de seguir trabajando en la calidad y seguridad alimentaria, en la conservación de las trufas y en la elaboración de productos transformados.

Junto al apartado formativo, las sesiones han servido de importante foro de discusión sobre las bases que pueden cambiar en el futuro la normativa legal de la trufa y la truficultura que existe en estos momentos en España y a la que el sector debe ajustarse para poder comercializar y transformar este producto.

La transformación de la trufa, motor de empleo rural

Alrededor de la trufa giran numerosas actividades económicas, desde viveros de planta micorrizada, empresas de riego, adiestradores de perros para la recolección o empresas de transformación. Desde el prepirineo hasta la Sub-Bética, pasando por la Cordillera Ibérica, la trufa se ha convertido en un elemento de desarrollo rural y fijador de población.

“Desde un punto de vista socioeconómico la trufa es muy importante porque fija población en zonas rurales que están habitualmente despobladas y que además no suelen ser óptimas para la producción de otras especies vegetales”, ha destacado Pedro Marco Montori, investigador del Laboratorio de Truficultura del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y miembro del comité organizador de las jornadas de AIDA.

“El mero hecho de que ahora, además de la producción primaria, empiece a haber industria de productos transformados indica que se van a generar empleos de mayor calidad en un entorno rural y estables durante todo el año; se va a fijar población, y se va a generar un valor económico añadido que se va a quedar en el territorio”, ha añadido.

 

Publicidad

Dejar una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí