¿Cómo fue realmente San Isidro, patrón de los labradores?

Alto, con características de ascendencia africana, caucásica y asiática; y murió joven y con un objeto metálico con forma de moneda alojado en la garganta

San Isidro, el patrón de los labradores y de Madrid no murió a los 90 años como cuenta la tradición, sino a una edad de entre 35 y 45 años, y tuvo algunas características de ascendencia africana. Así lo revela el análisis de sus huesos realizado por forenses de la Universidad Complutense de Madrid, que también han presentado una reproducción facial del santo. Además, en su garganta ha aparecido una moneda.

San Isidro Labrador, que vivió en el siglo XII, se le suele representar con atributos relacionados con la agricultura, como el arado, una larga vara, espigas de trigo e incluso una yunta de bueyes arando guiados por ángeles. Ahora la ciencia ofrece nuevos datos y una imagen renovada del patrón de la capital de España.

Un estudio antropológico y forense efectuado al cuerpo del santo confirma que realizaba trabajos manuales y que murió en torno al año 1130, como señala su bula de canonización, pero a una edad de entre 35 y 45 años, desmintiendo la versión tradicional que atribuía al patrón de los labradores una edad de 90 años en el momento de su fallecimiento.

Son algunas de las conclusiones de un estudio encargado con motivo del IV Centenario de su canonización (por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622) a la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

El cuerpo incorrupto del santo es custodiado en la Colegiata de San Isidro por La Real, Muy Ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid, que promovió su exposición pública el pasado mes de mayo y su estudio detallado.

Con la autorización del Vaticano, la Archidiócesis de Madrid y una gran discreción, las inspecciones forenses tuvieron lugar los días 12 de enero de 2022, el 26 de febrero –cuando se trasladó el cuerpo para efectuar un examen radiológico y un TAC– y el 25 de abril.

Un varón alto

Tras los análisis, las doctoras María Benito, Ana Patricia Moya, Mónica Rascón e Isabel Angulo de la UCM han comprobado que san Isidro, además de morir sobre los 35-45 años, fue un varón con una estatura de entre 167 y 186 centímetros.

No se ha discernido con claridad la causa de su muerte, y tampoco se han encontrado en su cuerpo signos de violencia o traumatismos, pero sí de alguna enfermedad e infecciones en los huesos maxilares, con importantes abscesos y fístulas, que se apuntan como uno de los posibles motivos del fallecimiento.

El informe también indica que algunos hallazgos degenerativos en varias partes del cuerpo responden a un uso intenso de los brazos, propio «de la actividad y el trabajo de los labradores».

Una curiosa moneda en la garganta

Uno de los hallazgos más curiosos ha sido el de un objeto metálico con forma de moneda alojado en la garganta del santo. Aunque no se ha podido observar directamente, parece ser una moneda con la inscripción de la silueta de un león rampante enmarcado en un rombo.

Según un estudio numismático, lo que aparece en su garganta puede ser una blanca del rombo, una moneda del rey Enrique IV de Castilla que presuntamente visitó la reliquia del santo en 1463

El cuerpo de san Isidro también muestra distintos niveles de densidad en la parte posterior de algunos huesos, junto a un nivel separado de la masa encefálica en el cráneo, lo que las doctoras han interpretado como una consecuencia del primer enterramiento del santo en el cementerio de San Andrés, zona acuosa por la que discurría un torrente, lo que habría provocado la humidificación del cadáver.

En cuanto a los «signos de ancestralidad», concluyen las investigadoras que no es posible asociar a san Isidro «con un grupo poblacional específico y único», puesto que, si bien su cuerpo arroja «características propias de grupos afrodescendientes», también incluye otros troncos ancestrales como el caucásico o el asiático.

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