El incremento de los precios del aceite y de la aceituna están deparando efectos colaterales imprevistos en la agricultura madrileña.
El olivo de la Comunidad, uno de los sectores agrícolas más potentes de la región con una gran presencia en el sureste, se está viendo afectado esta campaña por una oleada de robos en las explotaciones. Las comarcas de Las Vegas y La Campiña se están llevando la peor parte.
“No tenemos aún datos concretos, pero sí nos llegan las preocupaciones de los agricultores que están viviendo esta situación y sabemos que se están presentando denuncias. Éstas son la punta del iceberg, porque no todos los afectados están denunciando. Tenemos conocimiento de casos en los que se ha dado aviso a la autoridad y los autores han sido cogidos con las manos en la masa, pero les retiran las aceitunas y se marchan. Los agricultores se sienten desprotegidos”, señala el presidente de Asaja Madrid, Francisco José García.
Asaja Madrid ya ha comunicado la problemática que se viviendo desde el arranque de la campaña, a finales de noviembre, a la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Alimentación; este organismo ya ha mostrado su inquietud al respecto y a su vez ha hecho partícipes de la misma a más instituciones para reforzar la vigilancia y que sea más activa. La rama madrileña del sindicato agrario se ha comunicado con el Equipo ROCA de la Guardia Civil para trasladarle la preocupación existente en la zona.
Félix Expósito, agricultor de Villarejo de Salvanés, es uno de los afectados y denunciante de estos robos: “Estamos viviendo una situación desesperante, es un día sí y otro también en todos los pueblos de la zona y nos sentimos un poco indefensos”, lamenta. “Está pasando en Villarejo, en Brea de Tajo, en Estremera, en Valdearacete… No en un pueblo en concreto, en toda la zona olivarera se están produciendo casos constantemente. Hoy mismo (en referencia al jueves 19 de enero) uno de mis hermanos se ha encontrado dos olivares ya cogidos, unos 1.500 kilos. A otro compañero le han quitado 700 u 800 kilos de una explotación más pequeña…”.
Fídel del Olmo, agricultor de Pozuelo del Rey, también ha sufrido robos en un olivar: “Antes de las Navidades ya comenzamos a tener constancia de que estaban sucediendo estas cosas, en algunas explotaciones ya estaban al acecho para tratar de ponerle solución. En mi entorno conozco a seis agricultores que han sufrido robos, y yo mismo lo he padecido en un pequeño olivar de mi propiedad. En Pozuelo del Rey se ha dado el caso de que los ladrones fueron detenidos, pero al poco fueron puestos en libertad y a los dos o tres días ya estaban otra vez. Esto genera mucha preocupación e indefensión”.
27.000 hectáreas de olivar
La Comunidad de Madrid cuenta con unas 27.000 hectáreas de olivar, concentradas en su mayoría en el Sureste de la región. Las zonas con más población de este cultivo son Campo Real, Villarejo de Salvanés, Chinchón, Arganda del Rey, Morata de Tajuña, Colmenar de Oreja y Valderacete. El precio de la aceituna está rondando actualmente el euro por kilo.
Agricultores consultados por Asaja Madrid explican que los amigos de lo ajeno son metódicos en su proceder, trabajan en grupos de entre tres y cinco personas por lo general, atacan los árboles sin muchos miramientos ni cuidados, con máquinas de mano recogen todo del suelo y en una mañana han limpiado una explotación. “Van donde les puede cundir mucho. Lo tienen estudiado previamente”, aporta Expósito.
“Van a robar, no a recolectar, lo hacen sin miramientos allí donde hay más aceituna y donde pueden cargar rápidamente. Actúan en sitios que ya han estudiado antes. Más allá del año del momento, golpes así te pueden hacer perder un 10% de tu cosecha, está el daño a futuro: el olivo sufre mucho con las palizas que les meten para sacarle el fruto, les dan sin miramientos y cuidados y eso el árbol lo nota en la siguiente cosecha”, indica Del Olmo.
“Si la aceituna no la recogieran en ningún sitio, nadie la robaría”, señala Del Olmo con rotundidad. Desde Asaja Madrid, Francisco José García concluye: “Nos gustaría pedirles a los compradores de aceituna que tengan consideración con esta problemática y traten de trazar el origen del fruto para evitar que entre en los canales el producto robado. Y de la misma manera también queremos pedirles a los agricultores que den permiso a terceros para que recojan su aceituna que lo plasmen por escrito para que ese consentimiento exista de alguna forma”.