Investigadores de Guadalajara trabajan para homologar la primera vacuna de abejas en Europa

abejas

Beatriz Retuerta (EFEAGRO). Investigadores del Centro de Investigación Apícola y Agroambiental de Marchamalo (Guadalajara) colaboraron con la empresa biotecnológica norteamericana Dalan Animal para desarrollar la primera vacuna de abejas y ahora trabajan en su homologación para aplicarla en Europa y que sea un «paso importante» para desarrollar nuevas terapias para enfermedades actuales sin cura de este polinizador.

Este centro está adscrito al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha, dependiente de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, y es un referente en el estudio e investigación del sector apícola a nivel nacional e internacional desde hace años.

Un ejemplo de ello es que hace tres años fue elegido por la empresa biotecnológica norteamericana para testar la que es la primera vacuna de abejas.

«Hemos renovado el convenio de colaboración a raíz de los estudios en nuestro centro y en otros centros en Europa. Se consiguió registrar en EEUU el producto, y ahora el interés está en registrarlo en Europa», ha explicado a EFE el doctor Mariano Higes, responsable del Departamento de Patología Apícola.

Para ello se tienen que coordinar con la Agencia Europea del Medicamento y la Agencia Española del Medicamento, entidades con «unas exigencias superiores respecto a la seguridad y eficacia de cualquier medicamento que se quiera registrar tanto de uso humano como animal, y en base a esos requerimientos que piden ambas estamos discutiendo los protocolos de los ensayos», ha añadido.

En este centro de Marchamalo llevan tres años trabajando con Dalan Animal para la validación europea y está previsto que en marzo del año que viene finalicen los ensayos que están realizando «y a partir de aquí tendrán que mandar las correspondientes documentaciones y resultados a la Agencia del Medicamento para aprobarse».

Higes ha señalado que “lo interesante es que, además, este tipo de terapias abre la puerta a tratar otras enfermedades infecciosas y parasitarias de las abejas”, es decir, “se abre una línea a la esperanza y un abordaje moderno a otro tipo de enfermedades” lo que considera sería un “avance importantísimo para el sector”.

«Estamos en un reto apasionante porque el escenario se nos está complicando con el evidente cambio climático al que nos estamos enfrentando. Es un factor más de estrés para las colonias, que las hace menos eficientes y menos resistentes y a veces hace que algunos patógenos sean más eficientes atacándolas», ha dicho.

El investigador se ha mostrado optimista en que las investigaciones arrojen resultados positivos a futuro.

Etapa con más proyectos y más fondos

El responsable del Departamento de Patología del Centro de Marchamalo ha subrayado que «estamos en el momento de nuestra etapa profesional con más proyectos».

Trabajan en un proyecto europeo con otros 16 centros de investigación, de diferentes países, que aborda la problemática que afecta a las abejas relacionada con el cambio climático, los plaguicidas o los patógenos.

«La clave de este proyecto es descubrir qué podemos preservar en las abejas para restaurar el equilibrio de las colonias con el medio ambiente. Es un proyecto muy ambicioso, pero cuenta con muy buena financiación y creo que en tres años tendremos resultados muy interesantes», ha manifestado Higes.

Además, una compañera, la doctora Raquel Martín, colabora en otro proyecto internacional en el que se mide el impacto del cambio climático en la apicultura del Mediterráneo ya que esta zona, tanto de Europa como de África, «va a ser de lo más afectado por la subida de temperaturas y lo que se está viendo es como la raza de las zonas desérticas es capaz de tolerar el calor y ver si esta adaptación la podemos desarrollar en nuestras abejas», ha precisado el investigador.

A esto hay que sumar otros proyectos relacionados con el estudio de la varroa y otras problemáticas relacionadas con plaguicidas, para evaluar si son dañinos para las abejas o no.

Actualmente hay medio centenar de trabajadores en este centro, de los cuales 14 están dedicados a investigación apícola, incluyendo investigadores, estudiantes predoctorales.

«Gracias al apoyo que recibimos estamos consiguiendo una masa crítica que nos permite abordar las investigaciones», ha dicho Higes, quien ha insistido en que es «fundamental» tener centros con especialistas «formados, dotados y engrasados para que cuando surja un problema, como fue el coronavirus, tengamos capacidad de abordarlo en tiempo y forma».

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