En los últimos años, el campo español ha experimentado un creciente interés por parte de diversos actores, y 2024 no ha sido una excepción. Fondos de inversión, grandes corporaciones –tanto nacionales como internacionales– e inversores particulares han apostado por el sector debido a su potencial de rentabilidad a largo plazo.
El incremento de la demanda global de alimentos –la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la producción deberá aumentar un 50% para 2050 para satisfacer las necesidades de la población mundial– y la búsqueda de activos refugio frente a la inflación han impulsado la diversificación de las carteras de inversión hacia activos agrícolas.
Según el Informe Cocampo sobre la Inversión en Suelo Rústico en 2024, España, que destaca por sus condiciones climáticas y su diversidad geográfica, siguió siendo una opción atractiva para quienes buscaron diversificar sus inversiones el pasado año.
Hasta octubre, se adquirieron 129.965 fincas rústicas en el país, principalmente en Castilla y León (20.838 operaciones), Andalucía (18.833), la Comunidad Valenciana (16.984) y Castilla-La Mancha (15.688), que concentraron el 55,7% de las transacciones.
Grandes transacciones de suelo rústico en 2024
De entre estas operaciones, las grandes transacciones de suelo rústico estuvieron protagonizadas por fondos de inversión, empresas del sector energético, corporaciones industriales, futbolistas y empresarios.
En el caso de las inversiones realizadas por empresas de capital privado, Long Walk Farming, fondo de inversión español centrado en adquirir tierras para arrendarlas a largo plazo a operadores locales, cerró dos operaciones en la provincia de Cádiz.
La primera fue El Alijar, una finca de 374 hectáreas de olivar superintensivo con torres eólicas que generan 10 megavatios, arrendada a largo plazo a Agreeculture. La segunda operación fue Las Pedrizas, una finca de 59 hectáreas de almendros, alquilada a ISFA Gestión para su explotación agrícola.
Por otro lado, el fondo Natural Capital Fund adquirió los activos agrícolas de Borges Agricultural & Industrial Nuts (BAIN) por un valor de entre 70 y 80 millones de euros. Estos activos incluyen 1.900 hectáreas de almendras, nueces y pistachos en Granada, Badajoz y Portugal.
Además, Bankinter Investment y Nuveen Natural Capital –plataforma agrícola y forestal de Nuveen– lanzaron el fondo Landa Fund para construir una cartera diversificada de terrenos agrícolas y cultivos en España y Portugal, con un plazo de inversión de diez años.
Otros de los actores que apostaron por el potencial del campo español fueron Atitlan y el Banco Santander. Ambos firmaron una alianza para invertir 500 millones de euros en proyectos agrícolas en España y Portugal, a través de la plataforma Atgro, una sociedad de capital riesgo enfocada en frutos secos y “superfrutas”.
A estas grandes inversiones de capital privado se suman las llevadas a cabo por las empresas del sector energético. El grupo inmobiliario alemán HIH Invest Real Estate realizó su debut en el sector de las energías renovables en España con la compra de un parque solar de 130 hectáreas en Dos Hermanas (Sevilla) a través de su fondo HIH Green Energy Invest Fund.
En su compromiso con la sostenibilidad, Apple realizó su primera inversión directa en energía solar en el país con el proyecto Castaño Solar, en Segovia. La planta incluye más de 10 hectáreas de hábitat protegido y contribuirá a la reducción de hasta 57.000 toneladas de CO2 al año.
La multinacional francesa TotalEnergies se hizo con el parque solar Dehesa Nueva del Rey en Seseña (Toledo), con una extensión de 90 hectáreas. Por su parte, Naturgy siguió su expansión en el sector de las energías renovables con la construcción de la mayor planta fotovoltaica de España en Campo Arañuelo (Cáceres), con una inversión de 150 millones de euros.
En el ámbito agroindustrial, Sanlúcar llevó a cabo la compra de 600 hectáreas en Cariñena (Zaragoza), con una inversión inicial de 20 millones de euros destinada al cultivo de arándanos y kiwi. Por otro lado, Qultiva Farms adquirió una finca de 228 hectáreas en Benalup (Cádiz) para continuar su expansión en el cultivo de aguacates.
El mercado también captó la atención de inversores particulares. El futbolista Jesús Navas adquirió la Hacienda Meñaca en Dos Hermanas, Los Palacios y Utrera (Sevilla), en manos de la familia Pickman desde principios del siglo XX.
Asimismo, Raúl de Tomás, jugador del Rayo Vallecano, compró la finca Bellalucía en Fuentidueña de Tajo (Madrid) para iniciar su proyecto ganadero Ganadería De Tomás, con la intención de convertirse en criador de toros bravos.
El empresario Frank Margenat se sumó a esta tendencia con la compra de una finca de 63 hectáreas en el Priorat, de las que 25 hectáreas se destinarán al cultivo de viñedos. La inversión total, que incluye también la creación de la bodega Clos La Garrantxa, es de 1,5 millones de euros.
Un mercado en transformación
De acuerdo con el informe, esta dinámica de inversión está produciendo un cambio en la estructura del campo. A medida que las grandes fincas de inversión toman terreno –las grandes corporaciones buscan concentrar tierra para obtener economías de escala–, los pequeños y medianos agricultores tradicionales enfrentan dificultades para competir.
Sin embargo, el perfil de nuevos actores que está transformando el mercado no sólo está comprometido con la rentabilidad financiera, sino que también busca aportar un valor real a los agricultores y al medio ambiente. Lo anterior puede resultar beneficioso, en el contexto de relevo generacional que atraviesa el campo, con el 41,3% de los propietarios de fincas rústicas superando los 65 años.
El principal reto, según Cocampo, será encontrar un equilibrio entre los intereses económicos de los nuevos actores y la preservación del modelo agrícola tradicional. La clave para que las inversiones beneficien a todos los actores es lograr preservar la sostenibilidad y generar oportunidades para los agricultores.
En este sentido, el Gobierno ha fomentado lo anterior lanzando deducciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) durante los dos últimos ejercicios, 2023 y 2024. Lo anterior ha beneficiado a cerca de 800.000 agricultores y ganaderos y ha generado un ahorro para el sector de 1.750 millones de euros. Si bien la plataforma reconoce la necesidad de esta medida, considera esencial el desarrollo de más incentivos en el IRPF para que los pequeños y medianos agricultores puedan competir con los nuevos actores.