La Cooperativa San Julián de Alberca del Záncara (Cuenca) dedicada a la producción de ajo es, con una plantilla media anual de 100 personas, ejemplo del protagonismo de las mujeres en el ámbito cooperativo. La cooperativa, cuya plantilla esta integrada en su mayoría por mujeres está además presidida, desde hace dos años por Socorro Herráiz.
‘San Julián’, se constituyó en el año 1976 por la unión de 39 agricultores cultivadores de ajo. Cuatro décadas después cuenta con 309 socios y es la mayor cooperativa de primer grado integrada en Coopaman, su comercializadora.
Aunque sus variedades, con predominio del ajo morado, son la spring blanco y violeta produce también otras tradicionales, “para llegar a todos los públicos y mercados” tal y como matiza su presidenta Socorro Herráiz Cañaveras. La producción es de 8 millones de kilos anuales, lo que sitúa a esta cooperativa como la mayor de primer grado integrada en Coopaman, aportando a esta prácticamente la mitad del volumen comercializado.
Para Socorro Herráiz, la actuación de los productores en todo el proceso de cultivo y trazabilidad del ajo es fundamental. “Nuestro cometido, y siempre guiados de nuestro departamento técnico, es cultivar el mejor ajo ajustándonos a los tratamientos, prevención de enfermedades y laboreos recomendados por nuestros técnicos”, afirma. “Es así como verdaderamente competimos en el mercado, esforzándonos por cultivar un ajo de calidad”, añade la presidenta.
Este esmero en la producción lleva también a la Cooperativa San Julián año tras año a invertir en «mejoras continuas en maquinaria, clasificadoras, almacenes, cámaras, etc.”, señala Herráiz, quien lleva al frente de la misma dos años.
Todo ello sirve de base sólida para que se haya consolidado una exportación del ajo desde Coopaman del 95%, con importante presencia en los últimos años en Marruecos, Argelia y otros países del entorno..
Mercado complicado
Desde San Julián que forma parte de la IGP Ajo Morado de Las Pedroñeras se pone en valor las labores de promoción, difusión e información llevadas a cabo por la figura de calidad, para que el consumidor conozca y diferencie en el mercado el Ajo Morado de Las Pedroñeras del resto de variedades. “Pero, también es cierto, que muchas veces chocas de frente con la realidad del mercado, y es que el consumidor compra a precio, y no tanto por la calidad del producto que se lleva a casa, por eso es fundamental continuar informando sobre las bondades del ajo morado con el distintivo IGP del resto”, explica Socorro Herráiz, que añade que “es difícil potenciar las marcas en un mercado tan global y competitivo, pero es el camino a seguir”.
En La Alberca del Záncara, con una población de 1.900 habitantes, si se hiciera la media, cada vecino produciría al año más de 4.200 kilos de ajo. Cifras que dan idea del profundo conocimiento, peso agronómico, cultural, social y económico de este producto en la localidad.
