Cuando no llueve en Murcia, malo; cuando llueve, peor. Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía

La Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía se pregunta para qué quieren el agua del Trasvase este mes en la Región de Murcia, cuando las lluvias azotan el Levante desde septiembre. Paradójicamente, mientras continúan los decretos de sequía y el SCRATS clama por el agua del Trasvase, algunos regantes de Cartagena reclaman ayudas por considerar catastróficas las inundaciones y se anuncian pérdidas irremediables de cosechas para Navidad

Los municipios ribereños reciben con moderada alegría la noticia de que el Trasvase se tomará un respiro de dos meses. “Es la noticia que queríamos escuchar, pero es que es tan obvio que en la Región de Murcia hay agua que lo contrario hubiera sido un despropósito sin igual”, explica el presidente de los ribereños, Francisco Pérez Torrecilla. “Solo pedimos que cuando se reparen las tuberías, no se resarza a los regangsters con el doble de agua; confiamos en que el siguiente paso sea sacar adelante esa ley de Transición Ecológica que ponga orden en la demanda”.

La Región de Murcia es la única zona del planeta en la que se pueden exigir a la vez ayudas por sequía y por inundaciones, donde se pretende mantener el Trasvase a pleno rendimiento mientras los vecinos denuncian las numerosas escorrentías con las que la agricultura intensiva envenena el Mar Menor. Son tantas las incongruencias y las preguntas sin respuesta que resulta difícil explicarse cómo el teatro sigue en pie.

¿Cómo es posible que por más que llueva, el agua embalsada no suba en la Región de Murcia y sigan reclamando ayudas por sequía? La respuesta es sencilla, sólo hace falta observar desde el aire la gran cantidad de pequeños embalses sin declarar, que acumulan agua sin someterse a escrutinio público. Para más inri, a cielo descubierto, con el consiguiente derroche por evaporación que conlleva. “Total, nunca les falta agua pagada por todos los españoles, cuando no es la del Tajo, es la de las desaladoras que se les construyeron, aquellas que desprecian, aunque les han permitido sobrevivir once meses mientras aquí se secaban hasta los fangos”, denuncia Pérez Torrecilla. “El ideal en San Esteban es fuertes lluvias y mal tiempo en la cabecera del Tajo; Sol, playita y lechugas en la Región”.

Por otro lado, cabe preguntarse a santo de qué tanta riada y vertido hacia el Mar Menor. La respuesta, una vez más, la encontramos en el dislate de la agricultura industrial y el ladrillo sin control. En la Región, la Plataforma Pacto por el Mar Menor lo tiene claro: «Las lluvias torrenciales no son nada nuevo en esta zona, llevan ocurriendo desde hace miles de años. Pero lo que sí es nuevo es la roturación salvaje que ha destruido bancales y arbolado de secano que se cultivaba en terrazas y que contribuían a frenar y a absorber el agua de lluvia cuando cae de manera impetuosa en nuestra región». Luego, cuando se acerque la Semana Santa, todos a limpiar las playas y a presumir de transparencia, mientras los científicos y ecologistas claman al cielo y los políticos de la Región le echan la culpa a las cremas solares.

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