SCRATS pretende celebrar por todo lo alto y con dinero de todos los españoles la fecha de inicio del mayor desastre medioambiental en la historia de España. Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía

trasvase Tajo-Segura

El Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (SCRATS) celebra cuarenta años de Trasvase que han generado miles de millones en el bolsillo de muy pocos empresarios, mientras a cambio se ha machacado la agricultura tradicional murciana, se ha secado uno de los ríos más importantes de la geografía española y se ha envenenado una joya como el Mar Menor, de la que realmente viven miles de familias murcianas. Todo a costa de arruinar a la comarca ribereña y a ciudades como Toledo y Aranjuez.

El sábado 30 de marzo, con el beneplácito de las autoridades locales y autonómicas de Murcia ciudad y región, el SCRATS pretende celebrar cuarenta años de deterioro medioambiental y enriquecimiento privado a costa de las arcas públicas. “Como Don Fanucci, los agricultores industriales celebran su posición de poder cínicamente ofreciendo unos pocos billetes al populacho, conscientes de la cantidad de millones que han ganado a costa de nuestra agua y del dinero de todos los españoles, que financiamos la obra del Trasvase y subvencionamos el agua que nos sustraen del Tajo”, afirma rotundo el presidente de la Asociación de Municipios Ribereños, Francisco Pérez Torrecilla.

“Solo con el dinero que cobran por el agua al precio que se la vende el estado, tienen para celebrar un Wonderland Murcia todos los años y desbancar a Ámsterdam”. Mientras, la fiesta del Mar Menor tendrá que pagarla todos los murcianos y no los responsables del desastre.

“Es una locura, como si a alguien se le ocurriese celebrar con una fiesta el desastre de Chernobyl”. Los datos están sobre la mesa y ponen de manifiesto el contrasentido, una infraestructura que en teoría iba a solucionar los relativos problemas de demanda hídrica del Levante ha conseguido lo contrario, multiplicarlos por culpa de la desmesurada codicia de unos pocos aguatenientes, que han acorralado a la agricultura tradicional abocándola a su desaparición con prácticas mafiosas.

Desde que se inició el Trasvase, en teoría destinado a abastecer unas determinadas hectáreas de regadío no ampliables, la región de Murcia ha experimentado una transformación devastadora cuyas consecuencias empezamos a conocer cuando el Mar Menor colapsó. La desertificación avanza imparable y las cosechas industriales la aceleran, agotando recursos.

“Los regantes se preocupan porque no ha llovido en tres meses, pero resulta que sus embalses no han dejado de crecer y las desaladoras están paradas, generando un mayor sobrecoste y problemas con Europa”, explica Pérez Torrecilla. “Es el cinismo de quienes llevan viviendo cuarenta años a costa de todos los españoles, eso es lo que celebran jaleados por una administración regional complaciente que se tapa la nariz cuando pasa por el Mar Menor”.

Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía

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