Muchas cosas han pasado desde la publicación del último número de la revista de Cooperativas Agro-alimentarias de España, a principios de este año, como la explosión de movilizaciones del campo en Europa y, especialmente en España. Es relevante porque se ha puesto de manifiesto el grito de basta ya del sector productor en la UE ante una forma de diseñar y hacer políticas medioambientales desde la imposición y ajenas a su realidad, cuando es el propio sector el que debe aplicarlas. No se puede hacer política desde el activismo, porque se convierten en campañas de comunicación sin aplicación real y sin resultados, y eso nos lleva a la frustración.
Pero la otra lectura de estas movilizaciones ha sido quiénes las lideraban y qué mensajes lanzan a la sociedad. Desde luego, el sector ha sabido captar la atención de la sociedad y de las instituciones, y hay que aprovecharlo para reconducir las políticas. Sin embargo, la clave está hacia dónde, porque cuando el ruido acaba, observamos la gran diversidad que también existe en el campo, más allá de que todos estemos de acuerdo en que se tiene que contar con el sector para establecer una línea coherente entre el medioambiente, el mercado y la rentabilidad de la actividad.
Cooperativas Agro-alimentarias de España decidió apoyar a todos sus socios y socias que por un motivo u otro salieron a la calle, pero también tiene claro que no puede caer en mensajes que van en contra de nuestras empresas cooperativas y sus dueños, hombres y mujeres agricultores y ganaderos. Por eso no hemos aceptado cualquier lema sobre el refuerzo de la cadena alimentaria, no porque estemos en contra de la ley en sí, sino porque la realidad del mercado demuestra que no sirve para resolver los problemas de rentabilidad de las explotaciones, y se necesitan otros instrumentos legales y estructurales clave para conseguir esa rentabilidad. Por otro lado, esta ley ha desarrollado determinados aspectos, como la inscripción obligatoria de contratos alimentarios a los clientes de las cooperativas que les supone más burocracia y una situación de desventaja competitiva ante las empresas no cooperativas cuyos clientes no tienen dicha obligación. Esto no sólo no tiene sentido respecto a los objetivos de la ley, sino que pone en dificultades al instrumento estructural más importante del productor en el mercado, que no es otro que su cooperativa, y lo terminará pagando el propio socio y productor. Hay que corregir urgentemente y sin excusas esta situación.
Mientras tanto, el MAPA trabaja con las organizaciones profesionales, y en paralelo con Cooperativas Agro-alimentarias de España, en diferentes reformas y ajustes a la nueva PAC que se han demostrado ineficaces y lesivas para muchos sectores y regiones, especialmente en los ecorregímenes. Esto se hace gracias a que la Comisión Europea ha cambiado el paso y ha visto lo que se le viene encima, muy especialmente con las elecciones comunitarias a mediados de este año. Por eso aconsejo echar un vistazo al documento de Elecciones Europeas que vamos a presentar a todos los grupos políticos y que puede consultarse en esta misma web, en la noticia «Las prioridades de las cooperativas ante las elecciones al Parlamento Europeo«.
Cooperativas Agro-alimentarias de España junto con sus federaciones regionales trabaja para dar respuesta a los retos de nuestros socios y socias. Nuestro papel de asesoramiento es continuo y este año continuaremos reforzando el papel de los servicios técnicos de las cooperativas en favor de sus socios y socias a través del encuentro de nuestra red de profesionales, REDCOOP, que este año se celebrará los días 13 y 14 de mayo en Zamora, en la cooperativa COBADU.
Gabriel Trenzado. Director General de Cooperativas Agro-alimentarias de España
