“Romper una lanza” por los usuarios del agua del Alto Guadiana. Pedro Rincón. Doctor en Ciencias Geológicas

Una ventaja de aquel que investiga científicamente y que labora profesionalmente, desde hace bastantes lustros, en los asuntos hídricos del Alto Guadiana, o de sus cuencas anexas de Tajo, Júcar, y Segura, es que tiene la posibilidad de conocer unos y otros planteamientos de las partes aquí implicadas. Así ha sido y así es, al menos para mí.

En todos estos años, uno no para de tratar de aprender del Medio Físico del Guadiana Alto (enfatizo, adrede, con mayúsculas y negritas y subrayados), pues para “tratar de aprender” basta con Observar, preferentemente de un modo objetivo e independiente, tal medio físico.

En suma, si a tal observación se añade la posibilidad de conocer unos y otros planteamientos de las partes implicadas mencionadas en los asuntos hídricos, entonces, ahora, uno considera que, en estos días, tiene la obligación moral, científica, y profesional de “romper una lanza por los usuarios del agua del Alto Guadiana”: por esto este escrito, y por esto la serie de “verdades” (léanse “opiniones personales”) que se enumeran a continuación.

• La primera “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: estos han sido desinformados e, incluso, engañados por parte de la Administración sobre el volumen de recurso hídrico Disponible del Alto Guadiana desde, al menos, la década de los años sesenta del siglo pasado. Así fue y es. Primero “colonizaron”, ilusionados, territorios para el uso agrícola de regadío sobre la base de unas premisas hídricas “fastuosas y fantasiosas” sin “daños colaterales”, al tiempo que se canalizaban y profundizaban cauces fundamentales (como parte de los del río Cigüela), y que se alentaba a la inversión privada para que continuara ya no sólo la explotación de las tradicionales norias de cangilones y “pozas someras”, sino para que los usuarios se endeudaran durante años y años para alumbrar un recurso hídrico subterráneo, más profundo. ¡Ojo, qué esto se hizo en un territorio escasamente desarrollado -desde el punto de vista socioeconómico- y que ansiaba y precisaba y pretendía -como cualquier otro territorio- desarrollarse! Quede claro, entonces, que, en este asunto, quien ha arriesgado y arriesga pecunia y esfuerzos ímprobos han sido, y son, los usuarios…, sin embargo, los “voceros” de lo hídrico arriesgaron y arriesgan poco, muy poco, o nada…

• La segunda “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: podrá la Administración decir -y/o haber dicho- lo que quiera, en hebreo, en arameo, o como guste…, pero NO, desde, al menos, la década de los años setenta del siglo pasado, la Ciencia no apoya los cálculos que llevaron a esas premisas hídricas “fastuosas y fantasiosas”. En efecto, toda la gestión hídrica de la Administración en el Alto Guadiana parte de la base de la definición (año 1980) de una serie de entes físicos (los “sistemas acuíferos”) que fueron definidos espacial y volumétricamente de una manera Muy manifiestamente mejorable: excesivamente Simplista. ¡Ojo, que quien hizo esta definición “simplista” fue el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), quien, a su vez, fue el mismo que realizó y/o coordinó (años antes) una serie de trabajos de investigación geológica e hidrogeológica Suficientes -por su gran calidad- para haber servido como punto de partida para una definición espacial y volumétrica mucho más realista que la que entonces se hizo oficial (en 1980) y que, por cierto, aún sigue vigente! Léase, entonces, que hay un “IGME versión 2.0” (oficial, fechado en 1980 y en los años sucesivos…) y que hay un “IGME versión 1.0” (previo a 1980, apartado, escondido, olvidado, para nada interesante oficialmente…).

• La tercera “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: podrá la Administración decir -y/o haber dicho- lo que quiera, otra vez en idiomas diversos, pero desde el punto de vista Conceptual, transcurridos cuarenta años desde aquel 1980, la gestión del recurso hídrico no se ha adaptado ni al “estado del arte” científico que proponían aquellos excelentes trabajos de investigación del “IGME 1.0”, ni al resto de investigaciones realizadas fuera del IGME. Así es, para la Administración, mentar al IGME (léase, claro, al “IGME 2.0”) es mentar al mantra (todo un dogma plenipotenciario, indiscutible por parte de nadie…) de la geología y de la hidrogeología en el Alto Guadiana, pues les proporcionó el argumento “clave” para que aquellos “sistemas acuíferos” irreales evolucionaran a las “unidades hidrogeológicas” (aún más simples e irreales) y, actualmente, a las “masas de aguas subterráneas” actuales: de aquellos polvos, estos lodos… En este sentido, procede comentar que el IGME se fundó en el año 1849…, hace más, pues,

de 171 años: la prudencia sugiere no asignar las mismas “capacidades” a las siete o diez o doce generaciones de naturalistas, geólogos, e hidrogeólogos que por el IGME hayan transitado desde entonces… En este sentido, también, procede afirmar que colocar piezómetros y redes de control de la calidad del agua a lo largo de los últimos diez-treinta años, en el Alto Guadiana, No es adaptarse al estado del arte científico si los datos así logrados -con estos medios- son analizados y valorados siempre (una y otra vez…) bajo la perspectiva de aquel “IGME 2.0”: a eso, en mi pueblo, se le llama un “engañabobos”…

• La cuarta “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: abandónese toda esperanza, a día de hoy, ni esta Administración (tampoco las pasadas) harían caso a un potencial “IGME 3.0”. Y bien que siento escribir esto, pues en el IGME hay, en la actualidad, excelentes geólogos e hidrogeólogos que, sin duda alguna, estoy convencido de ello, Jamás pondrían su firma personal y/o profesional en los panfletos oportunistas publicitarios y demagógicos, algunos oficiales, de estos últimos tiempos que afectan a los usuarios del agua del Alto Guadiana.

• La quinta “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Guadiana, pudiendo ser una herramienta de gestión hídrica y socioeconómica excelente, no lo es porque, lamentablemente, se basa en el “mantra ochentero” del IGME 2.0.

• La sexta “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: como consecuencia de todo esto, los parámetros evaluadores del estado cuantitativo y cualitativo de las masas de agua subterránea (léanse, por ejemplo, los “recursos hídricos disponibles anuales”, o el “índice de explotación”) no es que sean erróneos o inútiles en su planteamiento teórico, sino que como se basan en aquel dogmático IGME 2.0, sus valoraciones para unas u otras masas de agua son, simplemente, Erróneas e Imposibles. Sin embargo, los valores de estos parámetros evaluadores son los que se emplean para justificar, ahora, las mermas en las dotaciones anuales de los usuarios del recurso hídrico del Alto Guadiana…

• La séptima “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: ¿acaso alguien, con sentido común, puede dar crédito alguno a tales valoraciones citadas del Plan cuando éstas permiten a la Administración afirmar que, por ejemplo, unos entes como Mancha Occidental I y Mancha Occidental II, con índices de explotación oscilantes entre 3,2 y 3,6 (es decir, entes hidrogeológicos de los cuales anualmente se afirma, oficialmente, que se extraen 4 o 4,5 veces más de lo que supuestamente se debería extraer de ellos), forman parte de un medio físico que fue declarado sobreexplotado en Febrero de 1987? Es decir, ¡desde hace más de 33 años se está “sacando del banco de agua manchega” 4 o 4,5 veces más dinero del que deberíamos (un año tras otro…) y el “afamado y titulado director” del banco lo permite!… ¿Pero qué grado de ingenuidad debe tener un ser humano para poder creerse esto? A esto, en mi pueblo, también se le llama un “engañabobos”… En este sentido, de nuevo, hace pocos meses alguien de la Administración Hídrica admitió, sorpresivamente, en un dictamen oficial, que no…, que no se “saca agua sólo del recurso hídrico anual disponible”, sino que hay “reservas estratégicas de agua que son las que permitirían tal desfalco” durante, al menos, esos treinta y tres años… En fin, después de “semejante esquilmado hídrico” (multiplíquese 4,5 por 33 años, por ejemplo, y seguro que quedará asustado…), lo alucinante es que todavía haya personas viviendo en el Alto Guadiana y hasta captaciones de agua subterránea con recurso hídrico… Obviamente, las cuentas oficiales están mal: punto.

• La octava “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico o MITECO, y el Ministerio anterior, y el anterior al anterior…, etc., conocen la Irrealidad de estas valoraciones del “banco de agua manchega”: conocen la Irrealidad del Balance Hídrico del Alto Guadiana; ergo, cabe preguntarse el porqué de esta actitud de la Administración durante años y años. Que cada cual saque sus conclusiones…

• La novena “verdad” geológica e hidrogeológica que afecta a los usuarios del agua del Alto Guadiana: no existe un informe geológico-hidrogeológico del IGME actualizado que avale este Balance Hídrico tan manifiestamente erróneo: ¿qué geólogo o hidrogeólogo podría dar crédito al hecho de que desde hace más de 33 años se está “sacando del banco” 4 o 4,5 veces más dinero del que deberíamos (un año tras otro…)? Y si tal informe existe o existiera, lo que procede hacer es hacerlo público de inmediato para que éste sea analizado y evaluado: desde el punto de vista del investigador y del consultor ¡ansío conocerlo!

Regresando al párrafo introductorio, entonces, y empleando para ello el punto de vista investigador y profesional, “rompo una lanza por los usuarios del agua del Alto Guadiana”, especialmente por los agricultores. Ellos serán culpables, algunos, de usos excesivos del recurso hídrico, pero la mayoría de ellos son gente emprendedora, honrada, y observadores de tal Medio Físico: ningún agricultor logra el “título de agricultor” si antes no aprueba el examen de “observador” de la Naturaleza. Bien saben ellos lo que es “regar” y lo que es “derrochar” el agua de riego y lo que es quedarse sin agua para riego…

Es indudable que existe una relación causa-efecto negativa real entre el uso excesivo del recurso hídrico y el descenso piezométrico en los medios acuíferos del Alto Guadiana, e, igualmente, es indudable que tal afección negativa ha de incrementarse durante los periodos de años hidrológicos “secos”. Ahora bien, pretender esconder carencias de capacidad de gestión de la Administración Hídrica de décadas a base de recortes porcentuales en las dotaciones hídricas de los usuarios es totalmente injusto. ¿Estas personas que nos administran oficialmente se dan cuenta de que una reducción “ínfima” (para ellos) de un 5%-8% significa mermar el patrimonio del usuario e incrementar los costes financieros de las microempresas agrarias no en tal valor, sino en uno claramente superior? Ante esta afirmación, alguna mente malévola tendrá la tentación de pensar que cabe la posibilidad, sin embargo, de que como Ellos contemplan como algo normal y natural que desde hace más de 33 años se está “sacando de un banco” 4 o 4,5 veces más dinero del que deberíamos (un año tras otro…), y que el “director” del banco nos deja hacerlo…, entonces, unas pérdidas ínfimas de un 5%-8% son, simplemente, pura calderilla…

Y todo esto ocurre cuando claramente se ha impuesto, desde hace unos años, la ejecutoria de una Administración Hídrica supuestamente conservacionista (nada más lejos de la realidad…), que tiene en el Parque Nacional de Tablas de Daimiel a su estandarte mediático. En este sentido, creo que es público que este autor clama y reclama y usa una parte importante de sus recursos de tiempo y de dinero, desde hace más de cinco lustros, para lograr información objetiva del medio físico manchego, y utilizar ésta en sus dictámenes y textos, los cuales, siempre, se caracterizan por reclamar una gestión socioeconómica sostenible del recurso hídrico, aquí, en el Alto Guadiana, y en cualquier territorio del resto del planeta. Precisamente por esto, afirmo ahora, por enésima vez, que la ÚNICA SOLUCIÓN PARA TABLAS DE DAIMIEL PASA POR SOLUCIONAR ANTES LA PROBLEMÁTICA DE ALGUNOS DE LOS MEDIOS ACUÍFEROS DEL ALTO GUADIANA. Y esta solución sólo puede lograrse mediante la consideración REALISTA de argumentos geológicos e hidrogeológicos, cosa ésta que no se ha hecho desde, al menos, el mes de febrero de 1987 (realmente, desde años antes), en el cual se declaró sobreexplotado a la unidad hidrogeológica de Mancha Occidental: ¡desde hace, recuerden, pues, treinta y tres años!

Empero, durante este tiempo, durante estos treinta-cuarenta años, los argumentos que se han empleado por parte de los supuestos conservacionistas (Administración, y otros muchos “seres asombrosos magistrales con voz y con voto” en este asunto), han sido razonamientos útiles, repito, sólo como “engañabobos”. Así le va, desgraciadamente, de mal no sólo a Tablas de Daimiel, sino a otros entornos singularísimos -desde el punto de vista geológico e hidrogeológico- del Alto Guadiana.

En definitiva, al problema del agua en el Alto Guadiana hay que darle una antagónica solución conservacionista -ésta sí lo sería- geológica e hidrogeológica que obliga, sí o sí, a la realización de un balance hídrico realista y creíble: el balance hídrico que ahora rige y genera, en estos días, nuevas mermas en las dotaciones de los recursos hídricos NO SIRVE, o, dicho de otro modo sólo sirve para que un porcentaje notable de demagogos y voceros “engañen a bobos” y, de paso, logren beneficiarse de ello.

Hecho tal balance hídrico del Alto Guadiana, y conocidas unas necesidades hídricas sostenibles de los usuarios del Alto Guadiana para que el desarrollo socioeconómico actual (más allá de los efectos de este virus) del Alto Guadiana continúe, entonces, llegará el momento de plantear la conveniencia o no de transvases hídricos entre cuencas o demarcaciones hidrográficas: a todas luces, inevitables en el medio plazo…, salvo que los supuestos conservacionistas continúen “en sus trece” de arruinarnos a todos los habitantes del Alto Guadiana y aquí queden sólo “patos” y algunos contempladores de los “patos”, para entonces más eremitas que voceros…

Pedro Rincón Calero

Doctor en Ciencias Geoló

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