Las presas envejecidas se convierten en una amenaza creciente

En España tienen un promedio de 56 años de antigüedad

Adeline Marcos. SINC  

En el año 2050, la mayoría de los habitantes de la Tierra vivirá aguas abajo de decenas de miles de grandes presas, de más de 15 metros de altura desde los cimientos hasta la cima o de entre 5 y 15 metros con más de tres millones de metros cúbicos embalsada, construidas a lo largo del siglo XX. Según un nuevo informe de la Universidad Naciones Unidas (UNU-INWEH), muchas de estas infraestructuras ya están obsoletas en cuanto a su diseño y superan su vida útil, situada entre los 50 y 100 años.  

En España se construyeron 1.064 grandes presas, de un total de más de 1.200, que tienen una edad promedio de 56 años, siendo el país europeo con mayor número y décimo a escala mundial.

A partir de los 50 años de antigüedad, estas estructuras de hormigón probablemente empiecen a mostrar signos de envejecimiento, como mayores quiebras o roturas que impliquen gastos crecientes de mantenimiento y reparación, aumento de la sedimentación del embalse y pérdida de la funcionalidad y efectividad. Todas estas causan están “fuertemente interconectadas”, dice el documento.

Principales riesgos de las presas antiguas

Solo las presas bien diseñadas, construidas y mantenidas pueden alcanzar los 100 años de servicio, por eso los autores sugieren que se producirá un incremento de “desmantelamientos”

El principal peligro, según el equipo de científicos, sería de ruptura de la estructura. “El peor de los casos es el colapso de la presa, que provocaría un gran número de víctimas y pérdidas económicas por valor de millones de dólares”, asegura a SINC el autor principal del informe Duminda Perera, investigador en la UNU-INWEH.

A esto se añade la sedimentación que puede reducir la capacidad de almacenamiento de la presa. “Si no se eliminan, la estructura se vuelve obsoleta”, reconoce. Los altos costes de mantenimiento y reparación aumentan también a medida que los embalses envejecen.

Cambio climático

Los riesgos también parecen incrementarse debido al cambio climático, apunta el informe. Las presas construidas en el siglo pasado se basaron en datos hidrológicos “estacionarios”, es decir que no cambian con el tiempo. “Debido al cambio climático, los registros de flujo de los ríos sí varían”, advierten los autores.

Además, las lluvias más frecuentes e intensas pueden provocar cambios en el patrón de inundación con un mayor impacto en la estructura de la presa. “Así, una lluvia más extrema puede promover la erosión río arriba que conduce a una sedimentación acelerada de la reserva”, continúa el científico. El aumento de las temperaturas fomenta también la evaporación de la superficie del embalse y hace que el almacenamiento de agua sea menos eficiente.

Las europeas, las más antiguas

Al igual que en España, donde el punto álgido de construcción se produjo en la década de 1960, la edad media de las presas europeas ronda los 50 años. Reino Unido es el país europeo que concentra las presas más antiguas con una edad media de 106 años.

Según los científicos, en general, la tendencia en Europa es eliminar y desmantelar las presas y proteger las vías fluviales y mantenerlas libres de obstáculos. Pero “esto no se debe a una preocupación por la seguridad pública, sino por motivos ambientales, ya que varios grupos instan a la restauración de rutas migratorias para los peces”, concluyen a SINC los autores.

 

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