La guerra dispara la crisis de costes en una ganadería que reduce su cabaña

ovino

El comienzo de la guerra en Ucrania en 2022 ha tenido un sinfín de consecuencias para la ganadería, que se quedó sin acceso a este granero europeo y tuvo que hacer frente al enorme encarecimiento de la energía, lo que ahondó más en la crisis de costes que ya arrastraban y ha terminado por mermar la cabaña.

En un primer momento, el eslabón de la cadena de valor ganadera más afectado -y sin capacidad para repercutir la subida de costes- fue la producción primaria.

Sin embargo, con el paso de los meses el encarecimiento de los costes terminó afectando a toda la cadena y convirtió la crisis en un problema de coste y no de márgenes entre los operadores, tal y como ha expresado a Efeagro los principales representantes del sector.

Porcino

En el sector del porcino, el pienso es ahora entre un 15 y un 18 % más caro que hace un año, según la categoría y especie.

La guerra estalló justo cuando el cerdo blanco comenzaba a revalorizarse tras su depreciación progresiva desde verano de 2021 (cuando se recuperó la producción en China al superar los focos de peste porcina).

El director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor), Miguel Ángel Higuera, recuerda cómo la situación empeoró al incrementarse los costes por la escasez de materias primas que, en un principio, fueron solventadas con las compras -más caras- en el continente americano.

A todo ello se sumó el encarecimiento de otros insumos como los energéticos, lo que dejó un primer semestre «desastroso» porque a la subida «brutal» de los costes se sumó un precio de venta al público «bajo».

Con este panorama, la cabaña porcina se redujo en el segundo semestre, lo que ha contribuido a mejorar los precios en origen y a repercutir mejor los costes al resto de eslabones, aunque el balance final es el de un 2022 con una rentabilidad «en el fijo de la navaja», según Higuera.

Desde el sector del cerdo ibérico, el gerente de la Interprofesional (Asici), Andrés Paredes, coincide en que el coste de las materias primas ha marcado el devenir de este año porque ni los ganaderos ni los industriales «han podido trasladarlos al siguiente eslabón».

Ahora estudian si el descenso del número de explotaciones se debe al impacto de esa subida de los costes, a la «estacionalidad de sus producciones» o incluso a la falta de relevo generacional.

Huevos y leche

En el caso del huevo, se ha producido una tormenta perfecta que ha terminado por afectar a su producción: a la subida del coste de los insumos, se unió la fuerza con la que azotó la gripe aviar en Europa -que ha mermado las cabañas- y una mayor transición hacia el modelo libre de jaulas.

La directora de la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo), Mar Fernández, habla por ella de una «gran incertidumbre» por la inflación en toda la cadena de valor, que afecta desde el productor, incapaz de repercutir todos sus costes, al consumidor final.

Costes elevados y difíciles de repercutir son también la tónica general de los ganaderos y la industria láctea; sector que vio cómo a mitad de año se pagó bien la carne, se llevaron más vacas lecheras a matadero y, por primera vez, se redujo la producción nacional de leche, tras el fin del sistema de cuotas lácteas.

La consecuencia es que ahora se paga al ganadero por un litro de leche lo que hace un año pagaba el consumidor por ese mismo litro, pero en el punto de venta, recuerda el presidente saliente de la Interprofesional láctea (Inlac), Ignacio Elola.

Estos factores han provocado que el ganadero llegue a final de año entrando en rentabilidad pero, a su juicio, «tras sufrir mucho».

Sin olvidar, además, que este sector se enfrentó a la huelga del transporte de marzo; estuvo a punto de romper el funcionamiento de la cadena, pero producción e industria mostraron una «unidad de acción» que ha sido «clave» para la «defensa de sus intereses».

Aves, vacuno y ovino

En el sector avícola de carne, el año toca a su fin con «muchas» empresas en pérdidas por todo el contexto de costes «muy altos y mantenidos en el tiempo», según el secretario general de Avianza, Jordi Montfort.

Las perspectivas, en su opinión, «no son muy alentadoras» en el arranque de 2023, mientras los costes energéticos y las materias primas «no desciendan considerablemente».

En el vacuno de carne, la situación es similar, con un año 2022 «muy complejo», en palabras del director de la Interprofesional (Provacuno), Javier López.

En líneas generales, han conseguir mantener la cabaña, pero la prolongación de esta crisis de precios hará que en 2023 haya menos animales en los cebaderos; lo que López ve normal con un panorama que resume así: «Un coste disparado de la energía, una materia prima escasa y cara, y el problema de trasladar esos costes» entre los eslabones hacia un consumidor final afectado por la inflación.

El sector del ovino y el caprino de carne suma a todo este escenario los efectos de la sequía para alimentar a su ganado, lo que ha disparado aún más los costes al tener que suplementar con más pienso.

Eso «ha limitado mucho la producción y las rentas», según el director de su Interprofesional (Interovic), Tomás Rodríguez, quien recuerda el «abandono de granjas», con la falta de relevo generacional como una de las causas.

Con todo, esta Interprofesional ha seguido su camino en sus campañas de promoción de su consumo, tanto fuera como dentro de España, y en unirse a medidas en materia de bienestar animal. Juan Javier Ríos (EFEAGRO).

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