Llevamos tiempo, viendo abrir telediarios con la subida del precio del aceite de oliva, entre exclamaciones y mensajes apocalípticos, cuando la media del consumo por persona está en 3,5 litros año, mientras el de cerveza es de 58 litros y 37 litros de refrescos, sin reparar en cuanto los dura un litro de aceite, y por supuesto sin preguntarnos si es probable que este sea el precio justo, y no lo que hemos pagado por él hasta ahora, o más aún, cuanto le llega de ese pago al agricultor, y si eso compensa sus costes de producción.
Los cambios de los patrones climáticos, los elevados costes de producción, la baja rentabilidad de las explotaciones, los cambios legislativos, las restricciones en el uso de fitosanitarios, la falta de competitividad, la ausencia de reciprocidad ante la entrada de productos de países terceros, la criminalización del sector productor señalado continuamente, la atomización del sector productor que empieza a plantearse abandonos sin relevo generacional, la concentración de las explotaciones buscando la dimensión, y los usos alternativos a la tierra, quizás obligue a abrir telediarios con una cesta llena de productos con subidas imparables de los precios.
‘Si Yo No Produzco, Tú No Comes’, ‘nuestro final será vuestra hambre’…, me da la sensación que al urbanita, estos mensajes le producen la misma intranquilidad que un chicle en el zapato. Si tú no produces … alguien lo hará, y a eso que venga de fuera, no le van a poner pegas de cómo se produce, el agua que ha necesitado para producirlo, como se ha pagado a los productores…
Y mientras la despoblación seguirá avanzando y el agujero negro de las grandes ciudades será cada vez mayor, y su poder de atracción más incontrolable.
En un mundo Sobreinformado pero escasamente formado, quizás sea momento de parar, y hacer parar, contar, dialogar, fijar objetivos, establecer prioridades, definir estrategias y repensar que es lo estratégico, por las luces largas, coser, desaprender, y visionar el futuro con mirada 360.
Ojalá cuando estos días veamos tractores en las carreteras, agricultores reclamando ser sostenibles, en lugar de enfurecernos por llegar tarde, nos paremos a pensar en… y si deja de haber alimentos, y si es verdad que si ellos no producen yo dejaré de comer… ¿y si su final es mi hambre?
Alberto Marcilla López. Director Banca Rural Globalcaja
