¡La movilización de las comunidades agrícolas y rurales es esencial para las elecciones de junio! COPA-COGECA

UE

El Día de Europa de este año se celebra en un contexto especial, entre el final de una legislatura muy particular dominada por las crisis y el periodo de campaña electoral en el que entramos. Del 6 al 9 de junio, 400 millones de electores europeos decidirán sobre nuestro futuro común.

Este 9 de mayo es, por tanto, una oportunidad para hacer balance del mandato pasado y explicar por qué los próximos años serán tan fundamentales en Bruselas, sobre todo en materia agrícola.

A través de nuestros respectivos mandatos en el seno del Copa y de la Cogeca, hemos tenido la oportunidad de observar, de cerca, el funcionamiento de las instituciones y la importancia de las decisiones que allí se toman a lo largo del mandato de Ursula von der Leyen en la Comisión Europea.

Las sucesivas crisis desde marzo de 2020 han obligado a los dirigentes europeos a revisar su planteamiento: El COVID, la guerra de Ucrania, el arma de la seguridad alimentaria blandida por Putin, la inflación y la repetición de fenómenos meteorológicos extremos han demostrado que nuestra agricultura es un sector a la vez esencial, estratégico y vulnerable. En cada ocasión, Europa ha demostrado estar en el nivel adecuado para actuar y ha sabido reaccionar con rapidez, ya sea a través del plan de la UE para la próxima generación, de su estrategia de independencia energética y seguridad alimentaria o, más recientemente, de sus propuestas de simplificación de la PAC. Estas diferentes estrategias, aprobadas por 27 Estados miembros, a veces en cuestión de semanas, han sido verdaderas proezas, que habrían sido imposibles de aplicar sin una buena coordinación entre nuestras instituciones de la UE.

Durante este mandato, lo más llamativo para nosotros ha sido el cambio de paradigma que se ha producido en materia agrícola. Hemos pasado del enfoque dogmático y vertical » de la granja a la mesa» en las primeras fases del mandato, a un mayor diálogo y un planteamiento más estratégico de las cuestiones agrícolas en los últimos meses.

Más allá del despliegue político, «de la granja a la mesa» mostró rápidamente los límites de una visión sin evaluación ni reflexión sobre la aplicación. Este método problemático fue reconocido en primer lugar por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que decidió en septiembre de 2023 lanzar un «Diálogo estratégico para el futuro de la agricultura», actualmente en curso en Bruselas.

Sin embargo, seamos muy claros: muchos textos no se han concluido en el marco de este mandato, lo que deja una serie de preguntas sin respuesta, ya sea sobre los productos fitosanitarios o sobre el bienestar de los animales, sobre las que la próxima Comisión y el próximo Parlamento deberán pronunciarse. Este cambio de método deberá confirmarse en estas cuestiones después de las elecciones. Seguir con la ideología o la polarización estéril sería perder un tiempo precioso.

Junto al trabajo de la Comisión, hay que elogiar también la acción política de los diputados europeos. Cuando se trata de agricultura, han sido de los primeros en plantear las preocupaciones e interrogantes de la comunidad agrícola y forestal, actuando como intermediarios y moderando muchas propuestas. Por eso es esencial que los partidos políticos y los votantes lleven al Parlamento a eurodiputados que trabajen en estos temas y conozcan personalmente los problemas a los que se enfrentan la agricultura y las zonas rurales europeas. Estamos convencidos de que esta cuestión de la brecha rural/urbana debe abordarse a escala europea.

Durante el próximo mandato y en el contexto geopolítico actual, tres sectores harán posible la soberanía europea: la energía, la defensa y la agricultura. Sin esta soberanía, la UE no podrá afirmarse plenamente en el mundo y seguirá dependiendo de otras potencias. Por ello, la agricultura, la silvicultura y el movimiento cooperativo deben volver a ocupar un lugar eminentemente estratégico en el centro de la reflexión europea.

La próxima legislatura tendrá que responder a un número creciente de retos, entre los que figuran la integración de Ucrania en la UE, la renovación de las generaciones agrícolas, los desafíos del cambio climático y la biodiversidad, la salvaguardia de nuestro modelo agrícola para garantizar nuestra seguridad alimentaria y la coherencia de nuestras políticas comerciales y de mercado interior. No se pueden dar respuestas simplistas a estas cuestiones, y sólo un planteamiento concertado, basado en escuchar más de cerca a los agricultores y demás agentes de la cadena alimentaria, nos permitirá avanzar.

Los agricultores se cuentan sin duda entre los europeos más conscientes de la importancia de la UE, no sólo por las ayudas que reciben para la renta, la inversión y la transición, sino también por las oportunidades comerciales que ofrecen el mercado único y las normas comunes elaboradas por la UE. La agricultura siempre ha desempeñado un papel vital en el corazón de nuestra Unión, porque la seguridad alimentaria es ante todo una garantía de paz y estabilidad.

Ante la decepción de los británicos tras el Brexit y la esperanza de que nuevos países soliciten su adhesión a la UE, hoy estamos convencidos de que, por encima de todo, ¡necesitamos «más Europa»!

Con el fin de proporcionar una fuerte legitimidad para la acción, y para garantizar que la voz de los agricultores y la población rural se escuche en el próximo Parlamento y en la Comisión, es esencial hoy, incluso más que ayer, que los agricultores europeos se involucren y voten.

¡Elijamos a los eurodiputados que confirmarán el cambio de rumbo y de paradigma agrícola en Bruselas!

 Christiane Lambert, presidenta del COPA, y Lennart Nilsson, presidente de la COGECA

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