Malas noticias para los agricultores cerealistas de la provincia de Palencia han llegado esta semana desde la Lonja de León, que constata una depreciación fuerte y generalizada en todo el grano.
Cinco euros por tonelada se dejan los dos principales para el campo palentino —trigo y cebada— en una sesión que registró un descenso de hasta seis euros en la tonelada de avena.
Desde ASAJA lamentan que “a estos precios ni siquiera resulta consolador que la primavera esté siendo benigna para los cultivos de invierno en secano y que haya reservas para riego más que suficiente. El gasto ya está hecho en su mayor parte”.
Lonja de León
En la Lonja de León han dejado de cotizar las alfalfas y los demás forrajes, ante el próximo comienzo de la nueva campaña, a la espera de que las primeras operaciones orienten sobre un precio de referencia claro.
Tras arrancar en 160 euros, allá por junio de 2024, la tonelada de alfalfa en rama ha cerrado la campaña en 200 euros, precio que alcanzó coincidiendo con el cambio de año.
Por su parte, el forraje básico empezó en los 90 euros/tonelada y ha terminado en 110 €/t, aunque se estuvo pagando en los 125 €/t en el trimestre de noviembre a enero.
Según las primeras estimaciones de la Junta de Castilla y León, en la provincia de Palencia se cutivan esta campaña cerca de 18.700 hectáreas de alfalfa en secano, a las que hay que añadir casi 9.000 en regadío. De veza forrajera se calculan otras 17 000 hectáreas de regadío y algo menos de 1800 en regadío, también según los avances de la Consejería.
Umbral psicológico
Tras esta sesión del mercado leonés, y retomando la espinosa cuestión del cereal, el trigo se asoma peligrosamente al precipicio de perder el umbral psicológico de los doscientos euros por tonelada, tras haber perdido un billete pequeño de cinco euros en una sola sesión. Más atenuadas resultaron las caídas del centeno y el maíz (tres euros por tonelada), pero son igualmente importantes.
Para hacerse una idea, el precio actual de la avena no se veía en la lonja leonesa desde el otoño de 2020. Es decir, prácticamente volvemos a niveles de precios en el grano de hace un quinquenio, cuando los precios pagados por los agricultores han subido de media desde entonces más del 25 %, según las cifras oficiales del Ministerio de Agricultura.
Esos índices ministeriales hablan de incrementos de los insumos del 46 % en el caso de los fertilizantes (61 % en el caso de los compuestos) y del 45 % en la energía; pero son cifras oficiales que seguramente puedan desmentir los agricultores con su experiencia real cotejando facturas de los gastos de la campaña 2019-2020 con los de la actual, porque serán aún mayores en un quinquenio de una tendencia inflacionista sostenida y acumulativa.
El grano se ha depreciado en apenas un trimestre en porcentajes ya de dos dígitos (cerca del 12 % en el trigo y la cebada, por ejemplo, desde finales de enero en la misma plaza leonesa). Muy preocupante para la rentabilidad del agricultor, aun confirmándose en la cosecha los buenos rendimientos que se vaticinan tras concluir abril y metidos ya en mayo, la otra mitad de la llave del año.
Cotización de la paja
La guinda de este pastel pesimista para los cultivadores de cereal acabó de ponerla la cotización de la paja, que también perdió tres euros por toneladas esta semana. Se encamina paulatinamente a unos precios tan bajos que llenar depósitos al coste actual del combustible y trabajar en pleno verano para su recogida puede convertirse en fabricar un pan como unas tortas.
Hay que empezar movilizaciones, pero no de pasear tractores, hay que cortar al unísono todas las carreteras de España y bloquear puertos.