La nieve caída durante los últimos días en numerosas localidades de Castilla-La Mancha es “agua bendita” para el campo, pues, en general, benefician a todos los cultivos, máxime después de tantos meses sin apenas lluvias.
En el caso de los cereales, la nieve, junto a la lluvia, aportan agua a los cultivos. Además, las bajas temperaturas, incluso bajo cero, frenan el desarrollo superficial de las plantas, contribuyendo al desarrollo de sus raíces.
Esta nieve resulta también muy beneficiosa a los cultivos leñosos, pues como dicen los agricultores es “una bendición”, pues plantas como viña, almendros o pistachos recogen agua para los próximos meses.
El olivo, prácticamente cosechado en Castilla-La Mancha, también agradece estas nieves. Aunque los agricultores advierten que tras las nevadas hay que estar atentos a que ésta no se quede acumulada en las ramas y se hiele posteriormente, lo que podría perjudicar a los árboles.
Y para los pastos, igualmente, pues se recuperan de la falta de precipitaciones y vuelven a ser alimento de calidad para el ganado, paliando la complicada situación que atraviesan los ganaderos de extensivo y semiextensivo de la región.
Además, recargan acuíferos, embalses y pantanos. En algunas localidades el grosor de la nieve ha superado los 15 centímetros. Por su forma de caer, la nieve es aún más beneficiosa para el campo que la lluvia, ya que deja más agua, filtrándose directamente, sin escorrentías. Un cálculo aproximado es que cada centímetro de nieve equivale a más de dos litros de agua por metro cuadrado.
Por eso esta agua es “gloria bendita” para un campo castellano-manchego que arrastra una grave sequía.
Estas nieves, y las previstas para los próximos días, no pondrán fin a la situación de sequía de la región, que se prolonga ya durante muchos meses. Junto a estas nieves para el sector agrario regional serán clave las lluvias de la próxima primavera.
