El Picotazo: ¿Sectores sin futuro o sectores sin defender?. Álvaro Tapias

Foto: Unión de Uniones

Lo ocurrido en algunas producciones del sector agrícola y ganadero español debería mover a la reflexión de nuestros gobernantes, muy entretenidos ellos en descalificarse unos a otros mientras una aparte de la economía productiva de nuestro país, no solo no avanza, sino que se va al traste.

Tenemos ejemplos como el del sector remolachero, que se apaga poco a poco en nuestro país, absorbido por multinacionales con mayores intereses y perspectivas de beneficio en otros países, mientras nuestra clase política se dedica a “contar nubes” y se hace fotos propagandísticas para que les sigamos votando.

Han ido dejando que se apodere de nuestros sectores productivos, cuando estos tenían beneficios, el capital extranjero que a su vez aprieta las tuercas un poco más a los productores. Capital extranjero que, a veces, compran un sector productivo español que les hace la competencia simplemente parra eliminarlo y quedarse con esos mercados para sus empresas multinacionales.

Ya sé que nos repiten de forma cansina que es el libre mercado, que es un proceso inevitable e imparable, fruto de la globalización, etc, etc. Pero no es del todo cierto.

Solo hay que ir a la hemeroteca para ver como los países cuyos políticos miran más por el interés de sus ciudadanos y de sus empresas, limitan el que capitales extranjeros se apropien de sus sectores estratégicos. Frases como: “Italia amenaza con ejercer su acción de oro para proteger Telecom”, “Portugal se protege frente a Telefónica”, “Francia blinda diez sectores estratégicos frente al capital extranjero” no me las he inventado yo… están sacadas de los titulares de los medios de comunicación.

Mientras tanto, en España, dónde tenemos un sector turístico muy importante, hemos dejado que no vendan nuestra compañía de bandera IBERIA a sus competidores. Hay muchos ejemplos.

Porque, si analizamos nuestro sector agroalimentario el camino no es distinto. ¿Qué ha pasado con grandes empresas agroalimentarias? ¿de quién son?

¿Qué ha pasado con las industrias de nuestro sector lácteo? Pues que, simple y llanamente, y como titula algún diario, “hablan francés”.

Los políticos nos quitaron las cuotas lácteas por el procedimiento del tirón, cuando no le intereso a la industria porque el mercado de la oferta y la demanda estaba equilibrado y los ganaderos empezaban a cobrar precios, no desorbitados, pero si dignos, por la leche. Las industrias presionaron a los políticos, las organizaciones agrarias se durmieron o hicieron mínimas protestas y los ganaderos demasiado preocupados por los problemas del día a día no se dieron cuenta de que les robaban el futuro.

Las cuotas pasaron de valer “un Potosí” a “cero patatero”, perjudicando a los ganaderos que de repente perdieron un capital importante. Es como si a los taxistas que se endeudan en 120.000 euros para comprar una licencia, les dicen seis meses de haberla comprado que no vale nada y que ahora las dan gratis a cualquiera que la pida. ¿Creen que quedarían tan resignados como los ganaderos?

Las industrias lácteas que operan en España no sé si se han puesto de acuerdo para bajar los precios, no puedo afirmarlo. Pero antecedentes y precedentes de hacerlo tienen, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Lo cierto es que, si se miran los cuadros de precios de leche de todos los países europeos, resulta que en Francia, donde sobra mucha leche y productos lácteos, los ganaderos cobran la leche a más de 34 céntimos de euro y en España, donde somos deficitario, resulta que a 30 céntimos de euro.

Lo curioso es que, por más que cueste imaginárselo, son las mismas empresas las que pagan más cara la leche donde sobra que donde falta, en contra de la ley de la oferta y la demanda (¿libre mercado? Ja).

Lamentablemente nos llevan por el camino de las macro granjas -incluidos muchos los que dicen oponerse “de boquilla” pero no hacen nada por evitarlo-, mientras políticos e industriales compadrean olvidándose de los que pisan las cuadras de las vacas cada día del año sin fiestas ni vacaciones.

Cada uno es muy libre de hacer lo que le parezca, pero el ganadero que ve muy bien que se hagan manifestaciones y se revindique, pero él no puede asistir porque “hay mercado ganadero y tengo que comprar más vacas” no ayuda.. al contrario ayuda a hacer más grande el problema.

Sin embargo, no en todas partes pasa lo mismo. Por lo que hemos visto en los medios de comunicación, tras una seria presión de los ganaderos a su gobierno en Francia, los políticos franceses han llamado a capitulo a las empresas y podemos deducir que les han dicho que no pueden pagar por debajo de los costes de producción de forma permanente a los ganaderos, porque no les van a tolerar que hundan el sector productivo.

En España, García Tejerina ha estado varios años haciéndose fotos con la industria y distribución sobre la Ley de la Cadena Alimentaria, firmando acuerdos para el Fomento de Buenas Prácticas o sobre el Paquete Lácteo y bendiciendo legalmente las interprofesionales… todo ello con la promesa de que iban a mejorar las cosas. Todo para nada o para muy poco.

Lo vergonzoso es que a estas actuaciones están siempre acompañando los supuestos representantes de los ganaderos tanto en el Consejo Agrario del Ministerio como en la Interprofesional INLAC, que no sé si no saben sumar, o mejor dicho restar. el número de ganaderos que cada año se arruina o desaparece del sector. Los que quedan se obligan, si pueden, a producir más cantidad y a vender más barato porque el nivel de concentración industrial no les permite, en la mayoría de los casos, a ofrecer sus productos a otras empresas.

La industria que opera en España está en el mejor de los nirvanas: tiene más leche y más barata, porque aunque desaparezcan ganaderos, la producción aumenta.

La realidad es que la industria importa menos leche líquida porque la compra aquío a precios mas baratos que fuera y además se ahorra el porte de traerla. Mientras, para compensar la demanda de los consumidores de nuestro país, aumenta las importaciones de derivados lácteos más elaborados, como quesos o algunos años leche en polvo; productos cuyos portes son comparativamente mucho más baratos en kilos de leche equivalente y además dejan más valor añadido en los países de donde proceden (y donde tienen a los accionistas varias de estas empresas). Miel sobre hojuelas

¡Pobres ganaderos! La situación clama al cielo. Sólo hace falta que los autobuses para donar sangre se pasen por las explotaciones y les saquen también la sangre, que es lo que el ganadero está entregando cuando vende leche por debajo de 34 céntimos. El camino emprendido dejará muy pocos ganaderos en activo a no ser que se luche mucho más y mejor; y la verdad no se ven muchos dispuestos a dar la batalla. Ojalá me equivoque.

Solo veo denuncia reivindicación y claridad en la organización que me permiten colgar estas líneas y justo es decirlo también desde la Organización de Productores Lácteos (OPL). Hay futuro pero sólo si luchamos por tenerlo.

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