¿Volverán a preguntar cuánto cobra un agricultor-ganadero de PAC? Antonio Gómez Olmos. Editor www.agroclm.com

Hace tan solo unos días, agricultores y ganaderos celebraban sus últimas manifestaciones, por ahora, en varios puntos de la provincia de Ciudad Real y en Cuenca y en otras muchas zonas de España, como Zaragoza, Valladolid, etc. En esas acciones reivindicativas y pacíficas entre los lemas proferidos uno de ellos decía “Si el campo no produce la ciudad no come”. Desgraciadamente, unos pocos días después el coronavirus ha actualizado esa frase.

Prueba evidente de que una de las principales preocupaciones de la sociedad española tras el avance de esta especie de plaga bíblica para poder pasar la cuarentena en casa es, lógicamente, abastecerse de alimentos suficientes (y de papel higiénico) son las imágenes de los centros comerciales con estantes de productos de primera necesidad, como arroz, pasta, aceite, pollo, patatas, limones, fiambre… arrasados, así como las enormes colas a sus puertas incluso antes de que abran al público.

Pues todos estos productos salen del esfuerzo diario de agricultores y ganaderos, son el origen, luego vienen el intermediario, el transporte (gran labor la suya también), la venta en lineal, etc.

Seguramente que todos esos que han huido despavoridos de ciudades como Madrid a sus pueblos de nacimiento y origen buscan, además de evitar el contagio y refugiarse en el hogar materno o paterno, permanecer estos días en lugares donde el abastecimiento de alimentos esté garantizado.

Y cuando estén tranquilamente alimentándose no pensarán cuánta agua se ha usado para criar la deliciosa lechuga que engullen junto al tomate y al pepino, bien rociados de aceite y saboreada con una copa de vino del pueblo mientras les espera un contundente segundo a base de patatas y huevos con jamón. ¡Claro! Le han visto las orejas al lobo, ahora comer no es un lujo, se han dado cuento de golpe (desgraciadamente) que es una necesidad, la principal del ser humano, junto a la ingesta de agua. Confiemos en que no vuelvan a preguntar con sorna por cuánto cobra un agricultor o ganadero de PAC o cuántas veces hay que regar un cultivo.

Y rezan, incluso los ateos, porque agricultores y ganaderos sigan trabajando en el campo y en sus explotaciones ganaderas en vez de cumplir la cuarentena y quedarse en casita o desplazarse a otros lares, como han hecho ellos. Será que estas buenas gentes del campo son inmunes.

Que estén tranquilos, organizaciones agrarias, cooperativas y empresas del sector ya han anunciado que seguirán laborando para que no falte de nada. Y son gente de palabra, así que calma, no asalten los comercios.

La producción de alimentos del sector primario debe ser sostenible, es decir, respetable con el medio ambiente y con el mantenimiento de razas ganaderas, pero también debe abastecer a una sociedad entera de alimentos suficientes y de calidad, y de paso, evitar que esos pueblos a los que se vuelve en verano, Semana Santa, Navidad y algún puente sigan ahí por muchos años, y no como decorados, sino vivos, con gentes, con nichos de empleo, con los bares y comercios abiertos y con sus familiares esperándoles con los brazos abiertos y la despensa llena.

Dice el chascarrillo que el ser humano tiene el vicio de comer varias veces al día, igual es más seria de lo que parece la frasecita.

P.D.: Los alimentos que consumimos a diario no salen de impresoras en 3 dimensiones llevan detrás mucho esfuerzo, muchos madrugones, mucha inversión, muchos sinsabores…

Antonio Gómez Olmos

Editor de www.agroclm.com

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