La voluntad de la tierra. Francisco Martínez Arroyo. Consejero de Agricultura CLM. Blog Rural Siglo 21

No sé cuando saldremos de esta situación difícil que todo lo llena en nuestro día a día actual, en cualquier rincón del planeta, pero seguro que habrá un futuro mejor. Y espero que una de las lecciones que nos deje, si no la más importante, sea la necesidad de contar con un sector público fuerte, que garantice músculo suficiente para que los gobiernos sean capaces de llevar sus decisiones a la práctica, asegurar servicios sociales, sanitarios, educativos; de calidad, universales, iguales para todos. Y que, de esta forma, se ayude a los más débiles, a los más necesitados, a aquellos que no siempre, lamentablemente, entran en los planes de la sociedad, los que disponen de menos recursos, las personas mayores o los más pequeños.

Sin un sector público fuerte, seremos menos libres y menos iguales. La sanidad sería peor, tendríamos menos médicos, menos enfermeros, la educación sería menos igualitaria, disfrutaríamos de peores infraestructuras o tendríamos menos policías. Son solo algunos ejemplos. Y necesitamos justo lo contrario. Mejorar.

Para ello, se necesitan impuestos que, de una manera redistributiva, se asignen en los presupuestos a las diferentes cuestiones de intervención pública, en función de las prioridades. No se puede después reclamar más hospitales, más camas, más equipos médicos, por ejemplo; si se ha ido bajando impuestos, olvidado las prioridades sociales en la acción de gobierno o apostado por modelos de gestión privada en asuntos tan trascendentes en los que no se debe dejar el control al mercado. Incluso presumiendo de ello…

También, un país digno, moderno, orgulloso de sí mismo no puede verse impotente cuando hay dificultades. No puede dejar en manos de donaciones o contribuciones solidarias -por supuesto muy importantes y que tienen que ser bien recibidas- la solución a cuestiones como atender a los más necesitados en momentos como éste. Es mejor recaudar impuestos para ayudar a la población que más necesita de la existencia de la Administración, que recibir donativos. Y esta pandemia nos tiene que hacer reflexionar sobre ello.

En otros ámbitos de la actividad, alejados de los servicios sociales, sanidad o educación, que deben suponer los pilares básicos de una democracia social como la nuestra (recuerden, Artículo 1 de la Constitución Española: España se constituye en un estado social y democrático de derecho), sí se necesita un sector privado fuerte, sólido, comprometido con la sociedad.

En la industria, el sector agroalimentario, el turismo, las telecomunicaciones o los servicios, necesitamos fortaleza empresarial para competir mejor en los mercados mundiales y garantizar (ahora estamos viendo aquí algunas de nuestras carencias) la producción nacional en sectores estratégicos. En España, hay un tejido empresarial de pequeños y medianos empresarios, y también grandes, comprometido, en general, con España y que quieren pagar impuestos y que se redistribuya la riqueza para, en definitiva, avanzar como país, siendo una sociedad más próspera. Nos interesa ir de la mano, sectores privado y público, fuertes. Muy fuertes. Y nadie puede quedar atrás. Es nuestra obligación hacerlo posible.

Es necesario el pacto político (ojalá todos los partidos demuestren su generosidad y alcancen un acuerdo bajo el liderazgo del gobierno). Pero más importante es un acuerdo social, entre todos, sobre la base de un modelo de equilibrio público-privado, que permita la recuperación económica desde los principios de libertad, igualdad y solidaridad.

Un país en pleno siglo XXI, y más inmersos como estamos en la pandemia del coronavirus, no es una bandera, ni un himno, ni un jefe del estado, ni siquiera un gobierno. Un país es -somos- la gente que vive en sociedad en un determinado momento, y trabaja de manera colectiva y solidaria para conseguir un éxito común. En España, el pueblo, los españoles, estamos respondiendo a la situación, con determinación y compromiso cívico y social. Podemos estar realmente orgullosos de lo que somos.

Acabo con una referencia al título de esta entrada, extraída de una de las obras maestras de un español universal, Federico García-Lorca que, en su Poeta en Nueva York, en uno de sus poemas, Grito hacia Roma, nos recuerda, de alguna forma, que el futuro, el porvenir, tiene que serlo para todos:

”…. queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos”

Este domingo pasado, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero nos trajo de nuevo a Lorca y a estos versos, a la memoria (https://www.infolibre.es/noticias/opinion/columnas/2020/04/12/en_espana_mejor_pueblo_105801_1023.html), recordándonos lo que somos como país, como pueblo.

Nos queda un largo y tortuoso camino por delante. Pero tenemos que hacerlo juntos, sin dejar a nadie atrás y haciendo país, del de verdad, cada día.

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