El vino, ¿ante una nueva realidad? Francisco Martínez Arroyo. Consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha

No es fácil contestar a la pregunta que da título a esta entrada. El vino es un producto complejo, lleno de matices y sensaciones. Es, precisamente su complejidad, lo que lo hace único, especial, tan diverso y tan distinto, según variedades, cultivos, zonas de producción o métodos de elaboración.

Lo que habitualmente llamamos “sector del vino” tiene también muchas ramificaciones: organizaciones agrarias, cooperativas, asociaciones de bodegas particulares, elaboradores y comercializadores de mosto y destiladores. El jueves pasado, mantuvimos una reunión más en Castilla-La Mancha de la ‘Fundación Tierra de Viñedos’, con la mayor parte de los representantes sectoriales a nivel nacional.

Coincidimos en el análisis de la situación actual. Y en las soluciones que debemos poner en práctica para mejorarla. Y para sentar las bases de un futuro mejor. Me siento muy satisfecho del trabajo realizado por todos y del consenso, siempre difícil, alcanzado.

Así, a grandes rasgos, podemos esperar, para el 31 de julio -fecha de referencia-, 5 millones de hectolitros de existencias de vino menos que el año anterior en el conjunto del sector en nuestro país. Es un dato muy positivo. Hace casi un año, el vino, sobre todo el de Castilla-La Mancha, pasó muchos meses de dificultad y sufrimiento sin que se activaran mecanismos de mercado por los bajos precios en la compra-venta. Y, a pesar de todo, salimos adelante.

Ahora, hay menos vino, pero también muchas dificultades derivadas del cierre de la hostelería, sobre todo para las Denominaciones de Origen que tienen en este canal su principal cliente. Y, por primera vez en mucho tiempo no es el vino de Castilla-La Mancha el que más dificultades tiene. Se han producido estos meses incrementos muy importantes, de alrededor del 25 %, en la distribución en el mercado nacional, debido al incremento de consumo de vino en los hogares- y en mercados internacionales tan interesantes como Japón, que demandan cada vez más vino de Castilla-La Mancha, habiéndose alcanzado en el último año, 23 millones de euros de facturación en ese país, un 26 % más que el año anterior.

Los problemas, en todo caso, derivados del cierre de la hostelería en algunos mercados muy importantes para nuestros graneles, como Francia o Italia, son los que están generando también algunas dificultades para cerrar nuevas operaciones. La situación es muy difícil en nuestros países vecinos y la presión sectorial y de los Estados Miembros es la que ha hecho reaccionar a la Comisión Europea, que ha activado mecanismos extraordinarios para reactivar el mercado.

Lamentablemente, por ahora, sin presupuesto. Aunque parezca increíble, el dinero debe sacarse del ‘Programa de Apoyo al Sector del Vino’ vigente que se aplica, cada año, de manera ordinaria para: modernizar el sector vitícola, mejorar la tecnología de las bodegas y potenciar la promoción. Estas actuaciones se van a resentir si se ponen en marcha en España medidas extraordinarias que supongan coste económico. Es por ello que hay que analizar con detalle la situación, las posibles consecuencias y tomar las decisiones adecuadas, de la mano del sector, al que debemos escuchar siempre con atención.

Puede que, si no se toman decisiones de forma contundente y con presupuesto suficiente, sea mejor, no activar estas medidas, teniendo en cuenta que el sector en su conjunto, no está peor que hace un año, como hemos mencionado antes. Pero, es cierto que, en muchas zonas la situación es difícil y puede que merezca la pena, con presupuesto y contundencia, reitero, poner en marcha un posible ‘programa extraordinario de reactivación del mercado’.

¿Y cómo debería ser este programa? En Castilla-La Mancha lo tenemos claro, con apoyo de todo el sector y cesiones de todos. También el Gobierno de España, a través del Ministerio de Agricultura, que está realizando una importante tarea de coordinación estos días para llegar a un acuerdo.

El objetivo es retirar del mercado unos 5 millones de hectolitros, utilizando todos los mecanismos a nuestra disposición. La Comisión Europea propone la destilación de crisis, el almacenamiento privado y la vendimia en verde. A estas medidas, desde nuestro punto de vista, se pueden añadir la reducción de rendimientos por hectárea y el aumento de la obligación de entregar una parte de la cosecha en forma de lo que se denomina prestaciones vínicas o subproductos de la vinificación, lías y orujos, a partir de los cuales, posteriormente se elabora alcohol. Estas cinco medidas tienen en común la retirada de producto del mercado, que es lo que se pretende. Las dos últimas, propuestas por Castilla-La Mancha, son una apuesta por un cambio disruptivo en el sector vitivinícola regional, apostando por los embotellados y los vinos de mayor valor añadido, de denominación de origen y ecológicos -producción en la que también somos líderes mundiales con 59.000 hectáreas de viñedo ecológico-, que contribuyen, cada vez con más fuerza al incremento del PIB regional.

La vendimia en verde, tal y como establece el Reglamento, debe hacerse sobre el total de la parcela, es decir, no puede destinarse ni un kilo de uvas de las parcelas beneficiadas a la elaboración de vino. No es la medida más deseada por los viticultores, que quieren vendimiar y entregar su uva a las bodegas. Sus dificultades de gestión y comprobación la hacen de complicada aplicación esta campaña, aunque forma parte de la propuesta del Ministerio, y puede ser útil en las Denominaciones de Origen con dificultades.

Las otras dos medidas de control que ofrece la Comisión Europea, la ‘destilación de crisis’ y el ‘almacenamiento privado’, afectan directamente al vino. La primera de ellas exige la colaboración de los destiladores, que han de encontrar rentable la compra de vino para destilar, recordando que el alcohol resultante solo puede utilizarse con fines industriales. En caso de activarse se requiere un precio suficientemente alto, siempre superior al mínimo de mercado para el vino en estos momentos, pues, una vez en marcha, supondrá el suelo del vino para esta campaña como ha sucedido en otras ocasiones. Y también tiene que ser un precio adecuado para los destiladores. Ambos requisitos pueden lograrse con un precio de entre 2,5 y 3 euros por hectogrado de vino, entre 25 y 30 euros por hectolitro si el vino tiene 10 grados. Las limitaciones presupuestarias y la demanda del mercado pueden aconsejar una destilación de unos 2 millones de hectolitros. Aquí es más importante el precio que el volumen.

Por su parte, el ‘almacenamiento’ puede ser una medida más económica, con un coste medio de entre 4 y 5 céntimos por litro y día, para periodos que deberían estar entre 9 y 12 meses para alejar lo máximo posible la salida del producto al mercado y conseguir, ahora, el efecto deseado. Para poder ponerla en marcha es necesario contar con la disponibilidad de depósitos y debe poder hacerse sobre todo para los vinos de todas las figuras de calidad. Un volumen que complemente el destinado a la destilación de crisis, debería estar entre 2 y 2,5 millones de hectolitros.

Finalmente, es momento de poner en marcha otras dos medidas que limitarán el rendimiento y completarán la retirada, o no producción, de al menos 5 millones de hectolitros, cifra mínima que debe marcar la señal al mercado como coinciden todos los actores del sector. Ambas propuestas por Castilla-La Mancha.

En primer lugar, una ‘limitación de rendimientos’, que ya se aplica en Castilla-La Mancha, la región con más superficie de viñedo y con mayores producciones por hectárea, de unos 20.000 kilos de uva por hectárea, cifra que podría reducirse para los tintos. Nuestro sector quiere demostrar con esta propuesta su compromiso por el vino de calidad y el futuro sostenible del sector.

Y, en segundo lugar, el aumento al 12 o al 15% de la obligación de destinar a subproductos de la vinificación, lías y orujos, el 10% de la cosecha. Este incremento retiraría del mercado entre 700.000 y 1,5 millones de hectolitros. Y sería también una señal inequívoca de apuesta por el vino de mayor calidad, al no maximizar el rendimiento de la uva para la elaboración.

Así, se alcanzaría sobradamente el volumen objetivo de las medidas de mercado y los cambios normativos. Y se garantizaría un buen suelo para el precio del vino. Las dos cuestiones prioritarias en estos momentos.

Nos toca ponernos de acuerdo. Estoy seguro de que lo haremos pronto. Y responderemos a la expectativa del sector que, como otros, se ha visto afectado por esta crisis del coronavirus. Tiempo de reacciones rápidas y decisiones contundentes.

Francisco Martínez Arroyo

Consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha

Blog ruralsiglo21

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1 COMENTARIO

  1. No que no es de recibo que hay farmacias que durante esta desgracia no hayan tenido alcohol, y lo dicen a su entrada, para que no haya dudas. Quien pone inconvenientes?.

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